Durante el reinado de Fernando VII, por Real decreto del 9 de marzo de 1829 fue fundado el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, "para hacer la guerra el contrabando, para prevenir o atacarlo vigorosamente en sus puntos de generación, y perseguirlo en todas las direcciones hasta su exterminio”.
En 1848 se produce su integración en el ejército, en las mismas condiciones que la guardia civil, fundada el 13 de mayo del año 1844.
En julio del año 1854, ya había un destacamento en Endarlaza, que correspondía al 2º distrito de carabineros, dentro de la Comandancia de Navarra, 4ª Compañía, 3ª Sección. De un parte entre los comandantes salientes y entrantes, podemos conocer las condiciones del edificio que albergaba el puesto:
Una puerta de entrada con dos cerrojos, su cerradura y llave, con un perno caído y falta de otro. Otras tres puertas de las habitaciones interiores, con su cerradura y llaves. Otra del escusado sin llave. Tres ventanas con diez y ocho cristales y sus contraventanas. Un armario de pino con su llave. Dos mesas de pino con sus cajones. Dos bancos de asiento de pino. Seis sillas de paja, con asiento de paja vieja. Un tablado corrido de pino con doce tablas y su cabecero y pie. Un armario de pino para ocho carabinas. Un colgado para nueve perchas de pino. Un tablado para colgar las mochilas. Dos Banquillos usados y tres tablas nuevas de pino. Además hacen constar que el tejado tiene muchas tejas rotas de resultas de una piedra que ha corrido por el monte que tiene a retaguardia aquel.
El primitivo uniforme de los Carabineros de Costas y Fronteras; se componía de levita azul turquí, pantalón del mismo color en invierno y pantalón blanco de lienzo en verano; correaje blanco, cabos verdes en todas las prendas, siendo las hebillas y chapas de metal blanco. Al crearse los Carabineros de la Real Hacienda, la prenda de cabeza fue el chacó, adornado con una galleta de color verde y provisto de funda, conservando la levita y el pantalón con los mismos colores ya mencionados; polainas de color pardo de paño, guantes verdes para diario y blancos para fiestas y gala, usando esclavina de azul turquí durante el invierno. El uniforme se reformó totalmente en 1850, adoptándose el pantalón de color gris marengo, siendo la levita del mismo color pero con cuello y vueltas carmesí y cartera azul; los alamares de color verde de estambre, botones de metal dorado convexo, donde aparecía grabada la palabra "Carabineros". Éstos usaban dos sardinetas de galón verde en el cuello; el pantalón era gris celeste liso sin ningún adorno. Se usó el morrión de paño negro con galón verde y escarapela encarnada, con presillas de metal dorado, pompón circular y flama de estambre verde. La mochila con correas negras y maletín rayado con unas rodajas del mismo color bajo las siglas del Cuerpo; llevaban para su comida una fiambrera de hojalata prendida al cinturón. Los jefes de distrito, los capitanes y los oficiales de las compañías (escuadrones) de Caballería usaban sombrero apuntado con galón de oro con las divisas de su empleo en la presilla cuando lucían casaca. En los demás casos, morrión parecido al de la tropa, con galón, aparte de las charreteras doradas correspondientes a su empleo.
La tropa de Infantería disponía de levita de paño pardo hasta la rodilla, con hilera de nueve botones y cuello abierto color carmesí, corbatín negro con chalina que cubría el pecho, chaquetilla amarilla debajo de la levita en invierno y poncho o capote de monte, con capucha postiza de la misma tela, pantalón gris y blanco de hilo, para verano. El morrión era igual al de los oficiales, pero sin galón, chapa ni flama, sustituidos por una presilla de estambre verde. Posteriormente se sustituyó el pompón por una bellota también verde, usando para estar en el cuartel “cachucha" del mismo color, carente de armadura y visera. Todos los correajes para servicio eran de color negro.
La tropa de Caballería usaba las mismas prendas que la de Infantería, siendo algo más corta la levita y careciendo de portezuelas las bocamangas que se abrochaban por medio de dos botones. Como calzado tenían media bota de cuero de seis pulgadas de altura y trabillas de botones dorados, espuelas vaqueras y cartucheras con correas sencillas sin bandolera; el sable de tirante, con vaina de acero y forrajera pendiente de una anilla del morrión. Como arma de fuego estaban dotados -igual que la Infantería- de carabina "Minié", pero sin bayoneta, la cual se colocaba terciada a la espalda. La montura con fuste de nogal y chopo sin herraje, y la cabezada y las riendas del color natural del cuero, teniendo para colocar el capote, un par de pantalones y la gorra, una perilla sobre la montura. A la grupa llevaban un saco corto para contener el pienso de un día y el maletín de paño “matapardo", con circulares y vivos carmesí.
Los Carabineros de Mar, llamados comúnmente marinos, usaban sombrero negro charolado, con las siglas C.D.R. (Carabineros del Reino), pañuelo de seda negro al cuello y chaqueta color pardo con solapa abierta con doble hilera de siete botones y cuello vuelto de color carmesí, faja de tipo moruno del mismo color, siendo los pantalones de igual tejido que los de Infantería, pero más anchos (estilo marinero). El armamento era el mismo que el asignado para la Infantería.
En las Vascongadas, la fuerza de Carabineros durante la Tercera Guerra Carlista se encontraba distribuida de la siguiente forma: En Vizcaya, una compañía en Bilbao, otra en Portugalete y una sección en Olaveaga; en el resto de la provincia varios destacamentos tipo sección. En Guipúzcoa se hallaba distribuida en las Aduanas de Irún, el Bidasoa, Pasajes, Zumaya, Tolosa, Deva y Zarauz. Posteriormente se formaron batallones (15-VI-1873), y por orden del Gobierno se organizó una columna de cuatro mil carabineros, dando las órdenes pertinentes a la Inspección General, cinco formando unidades completas, con mandos propios. Si recordamos que el contingente de Carabineros en aquellas fechas era de unos trece mil quinientos hombres, y el de batallones era de unos seis mil, casi la mitad de los hombres de la institución, contribuyó con su esfuerzo a la conclusión de la tercera guerra civil dinástica.
El final de la guerra civil supuso también el comienzo del fin del Cuerpo de Carabineros. El hecho de haber sido uno de los Cuerpos donde menos apoyos tuvieron la sublevación, (de hecho en Bera-Navarra no pudieron perdonar los rebeldes, la voladura del puente de Endarlaza y la resistencia de los carabineros leales a la república, acción que retrasó a Alfonso Beorlegui la toma de San Sebastián.) y, que, posteriormente, se convirtió en la elite del Ejército Popular, marcó su destino.
El general Franco, que estuvo a punto de disolver la Guardia Civil -a pesar de que en una de las primeras reuniones que habían de dar lugar a la sublevación del 18 de julio de 1936, la del 10 de marzo de ese año, había jurado sublevarse contra la República si ésta disolvía el citado Cuerpo-, cosa que no hizo por la influencia de su compañero de infancia el general Camilo Alonso Vega, no tuvo la misma compresión con los Carabineros. El Cuerpo debía desaparecer. Así, en el artículo 4° de la Ley del 15 de marzo de 1940, podía leerse:
"Se suprime la actual Inspección General de Carabineros, cuyos cometidos y funciones se agruparán en una sola Sección de la Dirección General de la Guardia Civil, a cuyo Director General pasarán las atribuciones conferidas actualmente a la Inspección General del Cuerpo de Carabineros. El personal de este Cuerpo estará adscrito a los distintos servicios que por esta Ley se fijan como privativos del Cuerpo de la Guardia Civil, en la forma que, con arreglo a las aptitudes y condiciones de su personal, determine el Director general”.
El Cuerpo quedaba así oficialmente disuelto. Desaparecían más de 100 años de historia de las Fuerzas Armadas españolas.
Aurelio Gutiérrez Martín