viernes, 22 de febrero de 2013

CARABINEROS


Durante el reinado de Fernando VII, por Real decreto del 9 de marzo de 1829 fue fundado el Real Cuerpo de Carabineros de Costas y Fronteras, "para hacer la guerra el contrabando, para prevenir o atacarlo vigorosamente en sus puntos de generación, y perseguirlo en todas las direcciones hasta su exterminio”. 

En 1848 se produce su integración en el ejército, en las mismas condiciones que la guardia civil, fundada el 13 de mayo del año 1844. 

En julio del año 1854, ya había un destacamento en Endarlaza, que correspondía al 2º distrito de carabineros, dentro de la Comandancia de Navarra, 4ª Compañía, 3ª Sección. De un parte entre los comandantes salientes y entrantes, podemos conocer las condiciones del edificio que albergaba el puesto: 

Una puerta de entrada con dos cerrojos, su cerradura y llave, con un perno caído y falta de otro. Otras tres puertas de las habitaciones interiores, con su cerradura y llaves. Otra del escusado sin llave. Tres ventanas con diez y ocho cristales y sus contraventanas. Un armario de pino con su llave. Dos mesas de pino con sus cajones. Dos bancos de asiento de pino. Seis sillas de paja, con asiento de paja vieja. Un tablado corrido de pino con doce tablas y su cabecero y pie. Un armario de pino para ocho carabinas. Un colgado para nueve perchas de pino. Un tablado para colgar las mochilas. Dos Banquillos usados y tres tablas nuevas de pino. Además hacen constar que el tejado tiene muchas tejas rotas de resultas de una piedra que ha corrido por el monte que tiene a retaguardia aquel. 

El primitivo uniforme de los Carabineros de Costas y Fronteras; se componía de levita azul turquí, pantalón del mismo color en invierno y pantalón blanco de lienzo en verano; correaje blanco, cabos verdes en todas las prendas, siendo las hebillas y chapas de metal blanco. Al crearse los Carabineros de la Real Hacienda, la prenda de cabeza fue el chacó, adornado con una galleta de color verde y provisto de funda, conservando la levita y el pantalón con los mismos colores ya mencionados; polainas de color pardo de paño, guantes verdes para diario y blancos para fiestas y gala, usando esclavina de azul turquí durante el invierno. El uniforme se reformó totalmente en 1850, adoptándose el pantalón de color gris marengo, siendo la levita del mismo color pero con cuello y vueltas carmesí y cartera azul; los alamares de color verde de estambre, botones de metal dorado convexo, donde aparecía grabada la palabra "Carabineros". Éstos usaban dos sardinetas de galón verde en el cuello; el pantalón era gris celeste liso sin ningún adorno. Se usó el morrión de paño negro con galón verde y escarapela encarnada, con presillas de metal dorado, pompón circular y flama de estambre verde. La mochila con correas negras y maletín rayado con unas rodajas del mismo color bajo las siglas del Cuerpo; llevaban para su comida una fiambrera de hojalata prendida al cinturón. Los jefes de distrito, los capitanes y los oficiales de las compañías (escuadrones) de Caballería usaban sombrero apuntado con galón de oro con las divisas de su empleo en la presilla cuando lucían casaca. En los demás casos, morrión parecido al de la tropa, con galón, aparte de las charreteras doradas correspondientes a su empleo. 

La tropa de Infantería disponía de levita de paño pardo hasta la rodilla, con hilera de nueve botones y cuello abierto color carmesí, corbatín negro con chalina que cubría el pecho, chaquetilla amarilla debajo de la levita en invierno y poncho o capote de monte, con capucha postiza de la misma tela, pantalón gris y blanco de hilo, para verano. El morrión era igual al de los oficiales, pero sin galón, chapa ni flama, sustituidos por una presilla de estambre verde. Posteriormente se sustituyó el pompón por una bellota también verde, usando para estar en el cuartel “cachucha" del mismo color, carente de armadura y visera. Todos los correajes para servicio eran de color negro. 

La tropa de Caballería usaba las mismas prendas que la de Infantería, siendo algo más corta la levita y careciendo de portezuelas las bocamangas que se abrochaban por medio de dos botones. Como calzado tenían media bota de cuero de seis pulgadas de altura y trabillas de botones dorados, espuelas vaqueras y cartucheras con correas sencillas sin bandolera; el sable de tirante, con vaina de acero y forrajera pendiente de una anilla del morrión. Como arma de fuego estaban dotados -igual que la Infantería- de carabina "Minié", pero sin bayoneta, la cual se colocaba terciada a la espalda. La montura con fuste de nogal y chopo sin herraje, y la cabezada y las riendas del color natural del cuero, teniendo para colocar el capote, un par de pantalones y la gorra, una perilla sobre la montura. A la grupa llevaban un saco corto para contener el pienso de un día y el maletín de paño “matapardo", con circulares y vivos carmesí. 

Los Carabineros de Mar, llamados comúnmente marinos, usaban sombrero negro charolado, con las siglas C.D.R. (Carabineros del Reino), pañuelo de seda negro al cuello y chaqueta color pardo con solapa abierta con doble hilera de siete botones y cuello vuelto de color carmesí, faja de tipo moruno del mismo color, siendo los pantalones de igual tejido que los de Infantería, pero más anchos (estilo marinero). El armamento era el mismo que el asignado para la Infantería. 

En las Vascongadas, la fuerza de Carabineros durante la Tercera Guerra Carlista se encontraba distribuida de la siguiente forma: En Vizcaya, una compañía en Bilbao, otra en Portugalete y una sección en Olaveaga; en el resto de la provincia varios destacamentos tipo sección. En Guipúzcoa se hallaba distribuida en las Aduanas de Irún, el Bidasoa, Pasajes, Zumaya, Tolosa, Deva y Zarauz. Posteriormente se formaron batallones (15-VI-1873), y por orden del Gobierno se organizó una columna de cuatro mil carabineros, dando las órdenes pertinentes a la Inspección General, cinco formando unidades completas, con mandos propios. Si recordamos que el contingente de Carabineros en aquellas fechas era de unos trece mil quinientos hombres, y el de batallones era de unos seis mil, casi la mitad de los hombres de la institución, contribuyó con su esfuerzo a la conclusión de la tercera guerra civil dinástica. 

El final de la guerra civil supuso también el comienzo del fin del Cuerpo de Carabineros. El hecho de haber sido uno de los Cuerpos donde menos apoyos tuvieron la sublevación, (de hecho en Bera-Navarra no pudieron perdonar los rebeldes, la voladura del puente de Endarlaza y la resistencia de los carabineros leales a la república, acción que retrasó a Alfonso Beorlegui la toma de San Sebastián.) y, que, posteriormente, se convirtió en la elite del Ejército Popular, marcó su destino. 

El general Franco, que estuvo a punto de disolver la Guardia Civil -a pesar de que en una de las primeras reuniones que habían de dar lugar a la sublevación del 18 de julio de 1936, la del 10 de marzo de ese año, había jurado sublevarse contra la República si ésta disolvía el citado Cuerpo-, cosa que no hizo por la influencia de su compañero de infancia el general Camilo Alonso Vega, no tuvo la misma compresión con los Carabineros. El Cuerpo debía desaparecer. Así, en el artículo 4° de la Ley del 15 de marzo de 1940, podía leerse:

"Se suprime la actual Inspección General de Carabineros, cuyos cometidos y funciones se agruparán en una sola Sección de la Dirección General de la Guardia Civil, a cuyo Director General pasarán las atribuciones conferidas actualmente a la Inspección General del Cuerpo de Carabineros. El personal de este Cuerpo estará adscrito a los distintos servicios que por esta Ley se fijan como privativos del Cuerpo de la Guardia Civil, en la forma que, con arreglo a las aptitudes y condiciones de su personal, determine el Director general”. 

El Cuerpo quedaba así oficialmente disuelto. Desaparecían más de 100 años de historia de las Fuerzas Armadas españolas. 

Aurelio Gutiérrez Martín

domingo, 17 de febrero de 2013

Amojonamiento de Bera


Para dar cumplimiento a lo que prescribe el art. 10 del Tratado de límites de 2 de Diciembre de 1856, los Comisarios plenipotenciarios de España y Francia, con el auxilio de D. Ángel Álvarez, Teniente Coronel de caballería, Comandante de Estado Mayor, Comendador de la Real orden de Carlos III, y D. Pedro Esteban, Coronel graduado, Comandante de caballería, Capitán de Estado Mayor, Caballero de la Real orden de San Fernando, Comendador de las de Carlos III e Isabel la Católica, nombrados por su parte; y del señor Juan Bautista Valentín Hutin, Capitán de Estado Mayor, Caballero de la orden Imperial de la Legión de Honor, y el Sr. Pedro Gustavo, Barón Hulot, Capitán de Estado Mayor, nombrados por la otra parte; previo un detenido reconocimiento del terreno, y atendiendo a satisfacer en lo posible intereses a veces opuestos de los fronterizos, han procedido a la determinación circunstanciada y al amojonamiento de la línea definitiva de límites entre la provincia de Navarra y el departamento de los Bajos Pirineos, a cuya operación asistieron los delegados de las Municipalidades interesadas de uno y otro lado de la frontera: y a fin de que las disposiciones acordadas con respecto a la línea internacional, y a ciertas condiciones particulares impuestas a algunas localidades consten de una manera oficial y tengan tanta fuerza como el Tratado mismo, al tenor del ya citado artículo, se ha convenido en insertarlas en el presente anejo, que servirá de acta de amojonamiento. 

Mojón 1. A unos 300 metros más abajo del Puente de Endarlaza, que está sobre el rio Bidasoa, en la margen derecha de éste, y punto en que muere una cordillerita, prolongación de la que divide las cuencas de los ríos Bidasoa y Nivel, hay una peña llamada Chapitelaco- arria, y en ella tiene su asiento el primer mojón. 

Las señales de límites consisten en piedras de término y en cruces grabadas en peña viva; y tanto unas como otras, excepto algunas cruces, están marcadas con un número ordinal que va aquí escrito al principio del párrafo en que se designa el sitio de la señal correspondiente: siempre que ésta es una cruz, o no tiene número, se advierte así en el texto. 

2. Subiendo directamente a la altura, a los 534 metros de la muga anterior, está en un paraje llamado Alcandia y dos metros de una cruz sin número. 

3. Siguiendo la cresta en el sitio denominado Alcozpe, a 205 metros del término que le precede. 

4. En Alcozpeco-saroya, a 277 metros del 3.o, medido en las cumbres. 

5. Continuando siempre por lo alto, a distancia de 189 metros en Alcozpeco-lepoa o portillo de Alcozpe. 

6. En Aranoco-arria, a los 353 metros. 

7. A 497 metros, siguiendo la cresta en el paraje nombrado Mia-meaca, 5,85 metros después de una cruz antigua sin número. 

8. A los 287 metros en el lugar llamado Cigorraco-arria o Cigorraco-arrigaña. 

9. En el paraje conocido por Faringaina, a 579 metros. La línea internacional va desde aquí por la divisoria de las cuencas de los ríos Bidasoa y Nivel. 

10. A 306 metros del anterior, en la montaña de Faringaina. La frontera baja de Faringaina, siguiendo la dirección de las cimas, pasa por una cortadura entre dos peñas, que tiene por nombre Mandoleco-arria. 

11. Distante del décimo 517 metros, en el lugar llamado Mandoleco-behereco-soroa. 

12. A 696 metros en Ibardinco-lepoa o portillo de Ibardin. 

13. En Ibardinco-lepoa, 254 metros más adelante, al pie de la montaña Amezteguicoeguia. 

14. A 410 metros en el sitio que se designa por Guardiaco- echola. La divisoria de aguas de los dos ríos citados cambia en dirección formando un arco convexo hacia el Sur, y los límites la abandonan siguiendo al Oriente a la cumbre de Erenzazu hasta la muga 17. 

15. En Erenzazuco-gaina, a 215 metros del último mojón. 

16. En Erenzazuco-lepoa o paso de Erenzazu, a 154 metros. 

17. A 138 metros en Erenzazuco-gaina A los 14 metros pasan los confines por la peña Erenzazuco- aspico-arria o Armalo, marcada por una cruz sin número, quedando la cumbre del monte de la parte de España, y continúa la raya bajando la montaña de Zubico-malda. 

18. Al pie de Zubico-malda en Mugaco-zubico-malda, en la orilla izquierda del arroyo Izola, y a 663 metros del mojón 17. 

19. A los 10 metros y al otro lado del arroyo. La linde continúa hacia Levante a subir a las alturas que están enfrente. 

20. En el paraje denominado Mildosteguico-malda, á205 metros de la muga anterior. Sigue la línea fronteriza por la cresta de Mildosteguico- malda por las peñas llamadas Ladron-arria y sitio de Erdico-muga. 

21. Distante 590 metros del precedente, en Gainecomuga. Pasan después los linderos por la cresta de Gainecomugaco- arria, Suguiceagaco-arria, Suguiceagacolepoa, Larrunchipi-soroa, la cumbre de Larrumchipi y Meatceco-gaina. 

22. A 1.475 metros del antecedente, en Meatceco-lepoa. Desde que la raya pasa por el vértice del monte Zizcuiza vuelve a confundirse con las crestas que vierten al Bidasoa y al Nivel. 

23. En Zizcuizaco-lepoa 293 metros distante del 22. 

24. A los 312 metros en Gaztelu-churico-malda, y 68 metros antes de llegar al pie de la peña de Larrun. En el vértice de ésta, que es inaccesible por su cara occidental, existe una ermita arruinada, por medio de la cual pasa la línea internacional: lo escabroso del terreno no permite medir la distancia de la ermita al mojón inmediato anterior. 

25. En el punto conocido con el nombre de Mugarriluce, a 398 metros de la ermita de Larrun. 

26. A los 185 metros en el paraje que se llama Pillota-lecuco- gaina. 

27. Al lado derecho del arroyo Urquillaco-iturria, o fuente de Urquilla, un poco más abajo de la fuente, 300 metro después de la última muga.. La frontera ha dejado la cresta y va por el arroyo. 

28. En Urquillaco-erreca-ondoa, à la derecha del arroyo y a 117 metros del hito precedente. La línea internacional vuelve a la divisoria de aguas hasta el mojón 35, y con ella cambia repentinamente de dirección hacia el Sur. 

29. A 612 metros en el puesto denominado por los españoles Fagaco-larria y por los franceses Fagueco-celaya. 

30. A 400 metros en el sitio conocido por Muguillondo. Sesenta y cuatro metros más adelante se llega a las peñas llamadas Muguillondoco-arria ó Malguetacoarria. 

31. En un paraje a que los españoles dan el nombre de Condendiagaco-gaina, y los franceses el de Gomendiaco- gaina, a 322 metros del mojón 30. 

32. En el portillo Condendiagaco-lepoa o Gomendiacolepoa, a 205 metros. 

33. A 254 metros en la cumbre de Caprioco-eguia. 

34. En la misma altura de Caprioco-eguia, 419 metros más adelante. 

35. A los 411 metros, en el paraje llamado Lizuniaga y Lizuniaco-gaina. La línea que separa los dos países deja la cumbre y baja en la dirección S. S. E. cortando el agua que corre de la fuente Lizuniagaco-iturria. 

36. Contiguo a tres losas que se hallan sobre el camino de Vera a Sara, en el punto denominado Lizuniagaco- mayarriac o Lizuniaco-mugarriac, a 277 metros del término anterior. 

37. En un sitio que tiene por nombre Eguimearra próximamente al S. S. E. del mojón que precede y a 213 metros de él. 

38. A los 341 metros contados en la misma dirección junto al camino de Lesaca a Sara a cuyo paraje se le dice Lesacavide. 

39. A 838 metros siguiendo la misma dirección en Labeagaco- gaina y punto conocido por Irurmuga. 

A propuesta francesa: Con fecha 31 de enero del año 1985, la Comisión Internacional de los Pirineos, Subcomisión de amojonamiento y circulación a través de la frontera, en su reunión de Madrid del 23 de noviembre de 1982, examinó y aprobó las operaciones siguientes, relativas a la frontera entre nuestros países. 

Colocación de la muga número 1 en el puente de Endarlaza. . 

Colocación correcta de la muga número 35. 

3. Rectificación de la distancia que separa las cruces fronterizas al considerar la citada Subcomisión que las operaciones indicadas no comportan modificación del trazado de la línea fronteriza, pero que llevan como consecuencia una variación del texto del anexo V del Convenio de amojonamiento de 28 de diciembre de 1858, adicional al de la delimitación del 2 de diciembre de 1856, la Comisión Internacional de los Pirineos ha recomendado que el mismo se modificado de la manera siguiente: 

Muga número 1. Está colocada sobre una roca llamada Chapitelaco-Arria a 203 metros aguas abajo del puente actual (1982) de Endarlaza, sin tener en cuenta el antiguo puente destruido, y sobre la orilla derecha del Bidasoa. 

Muga número 35. A 380 metros de la muga número 34, en el lugar llamado Lizuniaga y Lizuniagagogaia, la frontera deja en este punto la línea de los curso de agua y desciende en dirección sur-sureste, alcanzando el deslizamiento de la fuente Lizuniagaco- iturria, para alcanzar la muga 36 a 357 metros. 

Aurelio Gutiérrez Martín

domingo, 3 de febrero de 2013

EL TESTIMONIO DE SANTOS ECHEVERRIA SOBRE LA GUERRA CIVIL EN BERA



En la actualidad existen escasos testimonios escritos en primera persona de los primeros días de la guerra civil en Bera. Por ello no deja de ser interesante recordar el testimonio de Santos Echeverria, recogido por Ignacio Azpiazu en Ascain y publicado por José Miguel de Barandiarán en su libro “La guerra civil en Euzkadi". 

“Yo estaba en Vera (Navarra) cuando estalló la Revolución. Vera es un pueblo, cuya opinión política está dividida en: Requetés, U.G.T., Unión Republicana y Partido Nacionalista Vasco. No puedo calcular el volumen de cada una de estas opiniones. A mí me sorprendió el movimiento. El lunes siguiente al 18 de julio yo fui a trabajar como de costumbre a la Fundición de Vera, donde haciendo una labor dura entre polvo y sudores durante 8 horas diarias ganaba 6 pesetas al día. Entre los obreros iba ganando terreno la idea socialista debido principalmente a que éramos deudores a la República de las pequeñas mejoras que habíamos conseguido. Antes de la implantación de la República trabajábamos 12 horas diarias y yo ganaba 3 pesetas, pues bien – como digo yo – fui el lunes a trabajar y pronto hubimos de interrumpir nuestras labores porque unos obreros de Irún armados de pistolas y escopetas se presentaron en la fábrica invitándonos de buenas formas a la huelga, que se había organizado con motivo de la sublevación de los militares. 

Estos milicianos fueron dueños de Vera durante todo el día y toda la noche del lunes hasta las 6 de la mañana del martes, hora que marcharon a Endarlaza. Ningún acto de violencia cometió, a nadie molestaron ni detuvieron. A la seis y media del martes entraron los requetés. Entre gritos de guerra y gestos de amenaza. Enseguida asaltaron los centros políticos contrarios a ellos; robaron cuanto en ellos encontraron y arrojaron por las ventanas sillas y mesas. Registraron todas las casas de los que no eran carlistas y detuvieron a muchos, entre ellos a sus maestros nacionalistas vascos, cuyos nombres no conozco, a un tal Echenique, a D. Faustino Martínez, a Aldazábal apodado “Pistolas, a Cesáreo llamado “Sin rival” y a un carabinero. A todos los llevaron a Pamplona y fusilaron a D. Faustino Martínez, a Pistola, a Sin rival y al carabinero. Muchos hombres fuimos a Francia, yo entre ellos y a todas las familias pusieron en el trance de o reclamarnos a su lado o salir del pueblo. 

A mi padre le dijeron que si no volvía a Vera en el plazo de 24 horas fusilarían a él. Al llegar a mí esta noticia volví inmediatamente a Vera. Mi primera impresión fue de temor. Supe enseguida que se habían cometido muchos crímenes. Detenían diariamente 10-20 rojos y nacionalistas, los llevaban a la cantera denominada “Argaiztzeko Arrobia”, los ataban de pies y manos y los tenían allí durante todo el día. A todos los que por allí pasaban se les obligaba a detenerse y a mirar a los que estaban prisioneros en la cantera. Eran requetés y falangistas los que así obligaban a los viajeros al grito:” Vista a la derecha”…” Vista a la izquierda”. A la noche fusilaban a los detenidos a los cuales se les daba sepultura en el cementerio o en el lugar llamado “Bartzalekua”, según que los ajusticiados se hubieran confesado o no. Algunos hombres de Vera se veían obligados por los requetés a hacer de enterradores. Entre ellos mi padre. 

Yo estuve escondido en mi casa desde que llegué hasta que fui llamado a frentes el 6 de agosto. Los que más se distinguieron en Vera como entusiastas del movimiento fueron D. Ángel Garín, que costeaba a los requetés a esplendidos banquetes y al P. Fernando que se dedicó a reclutar voluntarios. Este religioso iba vestido con uniforme de requeté y llevaba al cinto una pistola. 

El 6 de agosto fui a Pamplona en calidad de soldado. En Pamplona solían matar mucha gente. El público conocía el lugar y la hora de los fusilamientos y solía asistir a las ejecuciones en masa especialmente señoritas. A todos horribles espectáculos y para poner orden solíamos ir 10 ó 15 soldados de cada compañía. Yo fui una vez. Aquella mañana fusilaron a dos fornidos muchachos…….. 

Yo intenté pasar una vez a las filas del ejército de Euzkadi en compañía de dos asturianos. La noche del intento estábamos de guardia. Entablamos la conversación con los gudaris que estaban a 80 metros de distancia. Ellos nos gritaban: “ya sabemos que estamos perdidos; pero tendréis que conquistar Euzkadi palmo a palmo”. Esto nos desanimó y desistimos de nuestro propósito. Un día sin embargo decidí huir como pudiera. Simulé una carta de casa en la que decía que mi hermana estaba gravísima. Pedí permiso para visitarla y luego de mucho insistir conseguí lo que quería. Bajé a Durango, pedí asiento en un coche de oficiales alemanes, llegué a Marquina, de allí a Elgoibar y por fin a San Sebastián. Camino de Vera me detuvo un Guardia Civil, justifiqué con la mentira de que mi hermana estaba enferma mi retirada del frente, estuve escondido en casa unos días y un anoche oscura traspuse la frontera". 

Aurelio Gutiérrez

sábado, 2 de febrero de 2013

ELA en Bortziriak


Pese a que fueron Lizarra y Tudela, como ciudades más importantes al margen de Iruñea, las localidades donde ELA inició su ciclo de apertura de locales, debe subrayarse la labor pionera de otras comarcas navarras a mediados y finales de los 70: siendo Bortziriak una de ellas . 

Por un lado, Bera contó con sede de ELA desde febrero de 1978, tras abrirse las oficinas en el paseo de Eztegara, y los afiliados de Lesaka hicieron lo propio apenas dos meses después en la Casa Gurutze de la calle Bittiria. Como es evidente, la implantación de Laminaciones en 1958 propició un desarrollo industrial que trajo consigo de forma inevitable las reivindicaciones obreras. Entonces, como ahora, Bortziriak y Baztan estaban encuadrados dentro de la Comarca de Oarso-Bidasoa, cuyas cabeceras eran y siguen siendo Irún y Rentería. No obstante, la necesidad de gestionar todos los documentos oficiales en Iruñea acercó de forma muy importante a los sindicalistas de esa zona al resto de afiliados de ELA en Nafarroa. Desde 1974 se habían empezado a organizar grupos de militantes solidarios, también en torno a la histórica Fundiciones de Vera- Funvera, creada en 1907 y embrión de Savera. Hasta entrados los años 80 existió otra importante industria en Bera, Mevisa, una metalúrgica que cerró con la crisis de la reconversión industrial en la década de los 90 del siglo pasado. 

Estos incipientes grupos de afiliados de ELA estaban coordinados desde Oarso por Juan Cruz Garai, que fue responsable comarcal hasta 1982. La plantilla de Funvera se destacó desde el principio por su militancia mayoritaria en ELA, (60 de los 115 empleados eran afiliados solidarios en 1977), y a su cabeza se encontraban José Mª Arribillaga, Manuel Huarte y Manuel Silveira, inmigrante portugués que tras un periplo laboral de dos años por Francia, Donostia, Formigal y Hondarribia, recaló en la empresa beratarra en 1976, engrosando inmediatamente las filas del sindicato, entre otras razones y tal como dejó recogidas en unas declaraciones a la revista ELA Astekaria en 1978”.. cuando se legalizó ELA, me afilié por una razón que para mí es muy importante; veo que es un sindicato sin ninguna relación con los partidos políticos, con gente seria y responsable…Por otra parte yo me casé con una euskalduna, estoy aprendiendo euskara y vivo el problema de aquí”. 

A modo de ejemplo cabe recordar que en 1977 la inflación anual alcanzó el 28%, lo que da la medida de las dificultades sindicales para mantener mediante la negociación el poder adquisitivo de los trabajadores. Poco después, en las elecciones de 1978, ELA obtuvo ocho de los nueve delegados de Funvera. 

Las reivindicaciones obreras de Bortziriak también se articularon en torno a ELA en otras empresas como Savera, instalada en Bera desde 1967 y que llegó a contar con 167 trabajadores. El grupo solidario encabezado por Manuel Agirre, Patxi Errandonea y José Ramón Irazoki logró hacerse con prácticamente toda la representación sindical desde el principio siendo cinco los delegados a elegir. 

En Laminaciones de Lesaka, empresa que llegó a contar con 2300 personas, ELA consiguió una fuerte afiliación desde el principio en las plantas de esta filial de Altos Hornos de Vizcaya en Bortziriak, contando con militantes destacados como: José Antonio Fontan, Javier Arriola, José Miguel Arruti, Julián Hernández, Xabier Burgaña, Ramón Gaztelu, José Manuel Curto, entre otros. No obstante, en las primeras elecciones de 1978, ELA se quedó con 8 delegados de 27, CCOO obtuvo 9 y los restantes 10 eran para no afiliados (GU). 

Estos resultados sindicales no fue óbice para que se iniciara una dinámica reivindicativa muy fuerte, que además se puso en marcha casi de forma simultánea en las tres principales empresas de Bortziriak. Así, Laminaciones, Funvera y Savera vivieron tres huelgas de larga duración entre finales de 1978 y principios de 1979, con la reivindicación principal de lograr satisfactorios convenios propios de empresa. Fueron estos conflictos los que sin duda marcaron la pauta para un futuro de masiva sindicación, hegemonía de ELA y crecientes condiciones laborales y salariales para Bortziriak. Asimismo, empezaron a cobrar más relevancia las huelgas por motivos laborales, que las protestas de raíz política que se habían extendido desde mediados de los 70. 

Por ejemplo, en Savera la huelga duró del 18 de diciembre de 1978 al 22 de enero de 1979, y compartió muchas de sus características con el conflicto de Funvera, hasta el punto de que los afiliados de ambas factorías acudían a cobrar en mano la caja de resistencia al frontón Eztegara de Bera, donde ELA habilitó una oficina provisional para atender a la militancia. 

En cuanto a Laminaciones de Lesaka, la huelga se prolongó por espacio de 56 días, empezando el 30 de enero de 1979, logrando un éxito importantísimo, con incrementos salariales brutos de entre el 27% y el 30%. Cabe recordar que entonces un operario de Laminaciones cobraba 110.000 pesetas anuales menos que unos de AHV-Baracaldo, y la lucha por una progresiva equiparación entre los obreros del mismo grupo empresarial fue una reivindicación constante. La huelga no estuvo exenta de tensión, con intervención de la Guardia Civil, concretamente el 18 de febrero y represalias de la Dirección contra miembros del comité de Huelga. 

De todas formas, estos no fueron, ni mucho menos, los únicos conflictos que terminaron en huelga, ya que en Laminaciones por ejemplo, se convocaron paros de distinta duración durante la negociación de todos los convenios anuales al menos durante cuatro años consecutivos. De hecho, en 1980 se registró otra huelga prolongadísima, de 73 días, que precedió a las elecciones sindicales en las que ELA se alzaría con la mayoría del comité, logrando en esa época la equiparación salarial con AHV, y base fundamental de su convenio actual. 

Aurelio Gutiérrez. 

ELA en Nafarroa- Iván Giménez