domingo, 17 de noviembre de 2013

Juan Cueto, Bera sucesos octubre 1925

Al poco tiempo de los sucesos sangrientos que ocurrieron en Bera en octubre del año 1924, donde parte de las víctimas fueron sometidas a dos procesos, uno sumarísimo y otro ordinario, instruidos por el Juzgado Militar de Pamplona, Juan Cueto es trasladado a dicha población como responsable del puesto de carabineros.

Al poco de llegar, octubre de 1925, sorprende a una cuadrilla de policías, capitaneados por el célebre Fenoll, en la tarea de organizar un despanzurrante complot comunista. Tras la oportuna denuncia de estos hechos, es nuevamente trasladado de Bera en abril del año 1926, siendo aquella desatendida en todas instancias gubernamentales, y por todo ello es juzgado en Consejo de Guerra, en un proceso que duró cerca de dos años, como autor de la denuncia, sin entrar en la veracidad del relato, y condenado posteriormente a dos meses y un día de prisión correccional.

El propio Juan Cueto se encargó personalmente de distribuir y repartir en una tirada de dos mil ejemplares impresos, la siguiente denuncia a todos los periódicos, Casas del Pueblo, casinos, círculos de recreo, etc. de toda España. Siendo los últimos envíos los dedicados a Martínez Anido y a Primo de Rivera. De esta situación, los mayores apoyos que recibió el capitán Cueto fueron, de la prensa extranjera y de los emigrados españoles, que aparte de palabras de aliento, le recomendaban que tuviera cuidado con los pistoleros, y que por lo tanto se expatriara.

Declaración de Juan Cueto, capitán de carabineros que mandó la compañía de Vera de Bidasoa de septiembre de 1925 a abril de 1926.

“He recibido un recorte del Sud Ouest, de Bayona, con la información relativa a las fechorías de unos policías pistoleros en la frontera de Navarra, distrito de Vera. No sin sorpresa y emoción, he visto que se me cita con el nombre y empleo, como prueba de veracidad del relato. Luego he recordado haber leído, hace dos o tres días, una nota oficiosa en que el Gobierno desmentía esta información del Sud Ouest, copiada también en el Quotidien. Ante estos hechos, no puedo ni quiero desoír la voz íntima que me manda salir gritando, por encima de toda censura lo siguiente:

El artículo Les proscrits dÉspagne et les menées policiers espagnols, del diputado por Bayona monsieur Garat, es, salvo errores de detalle secundario, exactísimo en su fondo, por lo menos, en los hechos, que dice que pueden ser corroborados por mí. Es verdad increíble verdad, todo eso de que una banda de diez o doce policías y pistoleros compraron en Francia, a principios de octubre del año pasado, dos cajas de pistolas; subieron con ellas a buscar la línea fronteriza por el monte Larún; atronaron los bosques con un formidable tiroteo en la noche del 10; terminada la batalla, durmieron tranquilamente en una borda de ganado, y al día siguiente, domingo 11, bajaron al pueblo dispuestos a trasmitir un parte napoleónico de su “encuentro con una numerosa partida de comunistas que habían logrado ganar la frontera”, no sin perder en su huida de dos cajas que, abiertas, se vio que estaban llenas de pistolas.

Los carabineros de servicio habían acudido alarmados al tiroteo nocturno del día 10 e inquirido sus causas. Los policías contestaron diciendo que se trataba de un ejercicio recreativo de tiro y ensayos de orientación para un servicio importante que tendrían que realizar muy pronto.

También después, en la madrugada del 11, salieron mis subordinados al paso del grupo portador del botín de armas. Cumplieron con su deber mis hombres en cuanto buenos vigilantes. Acaso se les pueda echar en cara el no haberse opuesto desde el primer momento a los grotescos planes de la policía o el no haberles sabido adivinar, pero en su defensa hay que alegar que los policías traían y exhibían a cada paso como un talismán una orden sellada y firmada por el propio director de Seguridad, (no por Martínez Anido, como dice Garat) en que se les autorizaba para requerir el auxilio y la colaboración de la Guardia Civil y Carabineros.

Al llegar yo a Vera de Bidasoa, en las últimas horas del día 11, recibir de un teniente mío el parte verbal de los sucesos y oír el rumor que corría por el pueblo de una segunda intentona comunista (que la verdad, casi nadie tomaba en serio), mandé llamar al más caracterizado de los policías, que era el alto jefe de la Dirección, señor Fenoll. Este me hizo la inverosímil confesión que (monsieur transcribe con bastante fidelidad) de que aquel simulacro de aprehensión de armas era un servicio delicadísimo y de alta política inspirado por el mismo Gobierno, que deseaba tener una base en que apoyar una reclamación a Francia para que las autoridades de este país atasen en corto a los emigrados revolucionarios españoles, y me pidió mil perdones por no haber solicitado previamente mi colaboración.

Di parte de todo ello a mis jefes, y supuse, naturalmente, que al llegar a Madrid el traslado de mis escritos, la Dirección de seguridad se apresuraría a abrir una información seria y a meter en la cárcel a aquellos pobres diablos que tal uso hacían de los salvoconductos, de los automóviles y de las motocicletas que el estado había puesto a su disposición con esplendidez insólita y digna de mejor empleo, y que, además, tenían la avilantez de echar el muerto de sus fechorías al propio Gobierno…. Supuse esto; pero al ver que de Madrid, no se recibía instrucción alguna ni se me pedía la ratificación o rectificación de mis escritos (consabido trámite inicial), empecé a sospechar que acaso eran verdad las atrocidades que me había confesado el más caracterizado de los pobres diablos. ¡Qué vergüenza!...Anonadado por el peso de esta sospecha, acudí con mi bagaje de tristezas a don Miguel de Unamuno y se lo conté todo, autorizándole a dar mi nombre si alguna vez lo creía necesario para garantizar la autenticidad de esta historia inverosímil. (Seguramente no es el señor Unamuno el que ha dado mi nombre a monsieur Garat. Ignoro quién pueda ser ese espontáneo a quien monsieur Garat escuda con el anónimo para evitarle represalias. ¿Estará, acaso, más expuesto a ellas que yo, militar en servicio activo? No lo digo de queja, sino de explicación del estilo de la información; de sus pequeños errores y de mi sorpresa).

Procedan de donde procedan, el caso es que las noticias del artículo son ciertas en cuanto al incidente de frontera. En cuanto a si ese capítulo de novela picaresca fue original de los actores o soplado desde altas esferas de Madrid, si alguna duda me quedaba, me la quita la nota oficiosa en que el Gobierno, cerrando los ojos dice: mentira, mentira. Si todo eso fuese mentira y el Gobierno estuviese limpio de toda injerencia, ¿dónde estaría a estas horas ese capitán español, cuyo nombre se da garantía de verdad?

En una palabra, el Gobierno, al asegurar que miente monsieur Garat, dice que miento yo, que he dicho, digo y seguiré diciendo, poco más o menos, lo que dice monsieur Garat.

¿Por qué será entonces que no se me pide una retractación de esas mentiras que escribí primero en papel de oficio y con la debida reserva; que luego he ido vertiendo confidencialmente y que ahora quisiera publicar a los cuatro vientos para curar de su ceguera a mi país? ¿ Por qué será?

Dicen que acorralado el avestruz esconde la cabeza para que así sea mentira el acoso de sus perseguidores. Sin duda, nuestro avestruz está en las últimas. Así sea.

Así sea. Amén, amén. Lo imploro ansioso de libertad y llorando de ver rotos- ¡tenía que suceder con este régimen hipócritamente carlista!- los lazos de toda disciplina y, sobre todo, de la militar. Deseo para mi país toda la libertad civil necesaria para que a los hombres no nos duelan las ligaduras de una disciplina, por dura que sea, aceptadas haciendo precisamente el más precioso uso de nuestra libertad.

Españoles; meditad sobre estos sucesos de Vera. Sobre éstos y sobre los otros sangrientos de hace dos años. Meditad sobre quién pudo ser el instigador de aquellos desgraciados que, o fueron agarrotados después de una absolución legal, o se pudren en la cárcel de Pamplona esperando el fin sin fin de su proceso.

¡Viva la libertad! ¡Muera la tiranía! ¡Viva la disciplina; esta disciplina que mure a manos de los detentadores de la libertad!- 

Juan Cueto.- Repartid estas hojas. Reimprimidlas. Propagar su texto.

Aurelio Gutiérrez 

viernes, 25 de octubre de 2013

CONMEMORACIÓN EL DÍA 8 DE LOS SUCESOS DE BERA DE 1924



Ahora que está cercana la fecha aniversario de la intentona revolucionaria del año 1924 por Bera, bueno es recordar la nota que la Presidencia de la dictadura de Primo de Rivera repartió.

Nota que la Presidencia del Gobierno para su publicación sobre los acontecimientos de noviembre del año 1924 

DÍA 8 noviembre. - Graves sucesos en Navarra. —Colisión de anarquistas y sindicalistas con la fuerza armada.

Como se ve, se había fraguado una extensa conspiración en varias provincias, de la cual el suceso más grave fue el de Vera. En la Presidencia facilitaron a los periodistas la siguiente nota:

Deseoso el Directorio de que la opinión tenga noticias ciertas que impidan toda desorientación y concreten la importancia de cualquier hecho, evitando los abultamientos conscientes e inconscientes de los propaladores, se cree en el deber de dar a conocer los siguientes sucesos, de carácter al parecer revolucionario, provocados por elementos anarquistas procedentes de Francia, en relación, sin duda, con el sindicalismo avanzado español.

En la madrugada del 7 del corriente, fueron observados por las autoridades municipales de Vera (Navarra) individuos sospechosos, que, sin duda, habían traspasado recientemente la frontera, los cuales, en número de treinta y armados, sostuvieron a las cuatro quince, en las inmediaciones del pueblo, grave colisión con una pareja de la Guardia civil de servicio, a la que dieron muerte, sufriendo por su parte un muerto y un herido grave, dispersándose después.

Apercibidas las autoridades, dispusieron su persecución, llevada a cabo por agentes de Vigilancia y fuer zas de la Guardia civil y Carabineros, matando a un individuo, que no pudo ser identificado, y deteniendo a Bonifacio Manzanedo Besga, de veintidós años, soltero, natural de Burgos, prófugo del pueblo de Sestao; José Antonio Vázquez Bouzas, de veintinueve años, soltero, natural de Po (Lugo), éste, detenido en el lugar del suceso; Eustaquio García Aparicio, de veintidós años, soltero, de Bilbao, que trabajaba en San Juan de Luz; Leandro Fernández Gutiérrez, de veinticuatro años, soltero, de Buenos Aires; Pablo Martín Sánchez, de veinticinco años, soltero, de Bilbao.

Posteriormente, y con gran actividad, han continuado con éxito las pesquisas, logrando la detención de veintidós más, de ellos cuatro muertos.

A todos los detenidos se les ocuparon hojas impresas excitando a la rebelión, y siendo sometidos a juicio sumarísimo. 

Pormenores del suceso de Vera. De Pamplona comunicaron los siguientes detalles:

En la madrugada del viernes, el alguacil del Ayuntamiento de "Vera, Miguel Berasain, observó desde su casa que por la calle pasaba un compacto grupo de unos cuarenta a cincuenta hombres, que le infundieron sospechas. Se levantó y se fue al encuentro de la Guardia civil, para enterar a ésta de lo que había visto. En aquel momento llegaban al cuartel el cabo Julio de la Fuente Sanz, natural de Navascués (Navarra), y el guardia Aureliano Madrazo Ortiz, natural de Espinosa de los Monteros (Burgos), ambos solteros, de regreso de servicio, a quienes el alguacil de Vera expuso lo que acababa de ver.

Encaminándose los tres por la carretera hacia la fábrica de fundiciones de Vera, en dirección a Pamplona, en busca de la banda; pero como no vieran a nadie, el cabo indicó al alguacil que se retirase, porque él, con el guardia, daría una batida. »Cuando, de regreso al pueblo, estaba el alguacil a unos 150 m. de distancia de la pareja, oyó primero dos disparos y luego una descarga cerrada. Retrocedió el alguacil, y al ver un bulto tendido en el suelo, volvió a emprender la marcha al pueblo, para dar cuenta al resto de la fuerza de la Guardia civil, que la componían los guardias Silvestre López Rodríguez y José Ofianos Ros.

A todo esto, una pareja de Carabineros de servicio en la carretera, a un kilómetro del suceso, al oír los disparos, retrocedió al lugar de éste, y a poco detuvo a un hombre, que dijo iba o venía de Bilbao, y cuando los tres se dirigían al lugar, se encontraron con cinco o seis de la banda, con quienes sostuvo tiroteo la pareja de Carabineros.

Uno de éstos fue objeto de cinco o seis disparos a quemarropa, sin ser herido; pero él mató de un balazo en la cabeza a uno de los malhechores.

La manta del carabinero estaba acribillada a balazos. La segunda pareja de la Guardia civil, avisada por el alguacil, marchó al lugar del suceso y encontró muerto al cabo. El guardia había desaparecido; pero como en la cuneta de la carretera había un charco de sangre, cuyo reguero seguía hasta el río Bidasoa, se supuso que lo habían arrojado al río. Más tarde fue extraído el cadáver.

E1 resultado de esta refriega fue, además del cabo y guardia muertos, un malhechor herido en una pierna, que hubo de serle amputada.

E1 guardia debió sostener una lucha titánica, pues además de ser un hombre robusto, tenia puesta la cuchilla en el fusil, y porque algunos de los bandidos heridos detenidos más tarde debieron ser heridos por él y conducidos por sus compañeros y dejados en caseríos. Entre las dos refriegas que los malhechores sostuvieron con la Guardia civil y con los carabineros, atendieron al herido, puesto que al ser capturado en la carretera tenía una pierna vendada con la corbata, para contener la hemorragia.

Hasta las cinco de la tarde habían caído en poder de las autoridades los siguientes individuos: José Antonio Vázquez Bonjas, natural de Málaga; Eustasio García Aparicio, de la provincia de Soria; Pedro Martín Sánchez (que tenia el muslo atravesado de un balazo), natural de Bilbao; Leandro Fernández Gutiérrez, natural de la República Argentina; Julián Santillana Rodríguez, natural de Quintanilla de la Mata; Tomás García Jiménez, natural de Luesia (Zaragoza); Bonifacio Manzanedo Berga (que sufre amputación de una pierna), natural de Bolochán (Burgos); Justo Val Franco, natural de Albalatede Cinca (Huesca); Casiano Alonso Pozo, natural de Villalpando (Zamora); Ángel Fernández Herrero, de Villalpando (Zamora); Julián Fernández Reert, deElciego (Álava); Luis Neveira Sánchez (muerto por el carabinero en la refriega de la carretera), natural de Villalón (Corufia); el muerto por el cabo de la Guardia civil de Sumbilla no ha sido identificado; Gregorio Izaguirre, de Santurce; Julián Santillán, Pablo Martín, Anastasio Guilarte Gómez, Francisco Lluch Alberdi, detenido por los carabineros de Echalar, soldado desertor del regimiento de Sicilia, natural de Oviedo, y su padre reside en Eibar; Juan José Ayala Casas, natural de Madrid. Un moribundo, apresado en el monte y que no puede hablar, ha sido traído en automóvil.

E1 resumen de bajas es el siguiente: Julio de la Fuente, cabo de la Guardia civil, muerto; Aureliano Madrazo Ortiz, guardia civil, muerto; Luis Naveira Sánchez, rebelde, al que dio muerte un carabinero; un desconocido, que no ha podido ser identificado, al que dio muerte el cabo de la Guardia civil de Sumbilla. Heridos: el carabinero de Endarlaza Pedro Prieto Niso; Bonifacio Manzanedo, al que hirió la Guardia civil en la carretera; Pedro

Martín Sánchez, rebelde, que tiene un muslo atravesado por un balazo; hay otro rebelde, desconocido, que se encuentra en estado agónico.

Al pasar por la fábrica Fundiciones de Vera antes de la refriega con la Guardia civil, los revolucionarios dejaron un paquete de hojas impresas sediciosas.

La Policía francesa ha detenido a 18 individuos más, al parecer complicados en los sucesos de Vera. E1 total de detenidos asciende a 36.

La sedición se organizó en Francia. —En cambio. El País Vasco dijo en una interesante información sobre el fracasado intento de Vera de Bidasoa: “La sedición fue organizada en territorio francés y por conocidos agitadores comunistas que estaban expatriados. En los primeros días de la pasada semana comenzaron a llegar a Perpignan súbditos españoles procedentes de París, Lyon, Marsella, Burdeos, Nancy, Saint Etienne, Montpellier y otras localidades francesas”.

Muchos grupos se hicieron transportar en autocares y taxis hasta la frontera española, que deseaban ganar a pie. En el mojón número 40 fue donde se hizo la distribución de armas y dinero. Que hubo abundancia de éste, lo prueba el que a uno de los detenidos se le ocuparon más de 1.000 francos, y a los demás, unos 500.

E1 reparto de armas también fue pródigo. Las pistolas recogidas, más de veinte, son de distinto calibre. Unas fueron cogidas a los detenidos, y otras halladas en el monte.

De municiones fueron también pertrechados. A Enrique Gil Salas, que ingresó herido en el hospital de Vera, se le ocuparon cuatro cajas de 50 cartuchos y varias cápsulas.

Dos detenidos en Banuyla sur-Mer, Espada Clemente y Estrada, eran portadores de muchas pistolas Browning y municiones, así como de proclamas anarquistas.

En Cerbére, Porthus Bourg-Madame y Elne se han practicado también numerosas detenciones.

La partida se reunió en San Juan de Luz, y en la noche del jueves, fraccionada en tres grupos, salió para la frontera. Al llegar a ésta, los conjurados, en número de treinta y cinco, discutieron si habían de penetrar en España diseminados por las montañas, para no infundir sospechas; pero los que capitaneaban los grupos, sin duda temerosos de que se produjeran deserciones, impusieron su criterio de seguir por carretera, orientados por un mapa.

Los revolucionarios llegaron a Vera a las doce de la noche, deteniéndose en la fábrica de fundición que hay junto a la presa del río, para echar por debajo de la puerta unas proclamas sediciosas que tienen el siguiente pie de imprenta: “La Fraternelle, 55, rué Uixórecourt (XX)”.

Esperando que cuando los obreros se enteraran de las proclamas secundarían su actitud, marcharon los sediciosos al pueblo de Vera, en grupo. Debieron estar muy poco tiempo en las calles de la población, y, temerosos, sin duda, de ser descubiertos, salieron de ella.

Fue entonces cuando el alguacil Berasain advirtió la presencia de los grupos y se fué a avisar a la pareja de la Benemérita, que salió en seguida en busca de ellos.

En el Consejo de guerra, celebrado el día 14, resultó lo siguiente:

Se leyó el sumario, donde consta la declaración prestada por Manzanedo, el cual manifestó que venía de Francia y que se dirigía a San Sebastián, añadiendo que en la carretera se encontró con un grupo de paisanos, a los que no conocía personalmente. Dijo también que durante el tiroteo sostenido por los del grupo con los carabineros, le pegaron ¡in tiro en una pierna, y que en aquel momento uno de los paisanos lo cogió en brazos y lo condujo al monte, donde perdió el conocimiento.

Manzanedo negó que fueran de su propiedad la pistola y los cartuchos que le fueron ocupados al ser detenido. Cree que el sindicalista que lo llevó al monte se la metió en el bolsillo, para deshacerse él del arma y eludir responsabilidades.

Julián Fernández Revert, cuya declaración se leyó a continuación, manifestó que, procedente de Francia, vino a España con otros sindicalistas, y que se proponían marchar a Irún, para hacer estallar la revolución. Explicó el encuentro con la pareja de la Guardia civil, y habló de dos cabecillas, cuyos nombres desconocía, si bien aseguró que los reconocería fácilmente, si le fueran presentados. Afirmó no saber el alcance que se quería dar al movimiento revolucionario, y dijo que, de no haber sido detenido, se hubiera trasladado a Madrid, para unirse a sus hermanos, residentes en la corte.

Protestó que se le considerase revolucionario, y aseguró que si tomó parte en el movimiento, fue por temor a que lo mataran quienes lo impulsaron a él.

Pablo Martín Sánchez declaró que entró en España, procedente de Francia, con otros, para tomar parte en un movimiento revolucionario que se preparaba y que había de estallar en breve.

Relató el encuentro con la Guardia civil en la forma ya conocida, y dijo que los revoltosos tenían el propósito de atacar el puesto de Carabineros de Vera, desde donde marcharían a Irún y San Sebastián. Contaban con que los soldados de esta guarnición se les unieran, para lo que disponían de gran cantidad de hojas sediciosas, iguales a las que abandonaron a las puertas de la fábrica de Vera, que serian introducidas en los cuarteles. Declaró que proclamas análogas fueron repartidas, según le dijeron, en Bayona (Francia), por un ex diputado español apellidado Soriano, y un catedrático de Salamanca, que creía que se apellida Unamuno.

Siguieron las declaraciones del alguacil de Vera y del capitán de Carabineros de la misma localidad.

El procesado Eustasio García Aparicio dijo que venía de Francia para pasar la revista militar anual, y que casualmente encontrose cerca de Vera con unos desconocidos, que tuvieron una refriega con la Guardia civil y con los Carabineros, en la que el declarante no tomó parte.

Julián Santillán Rodríguez confesó que el complot se fraguó en Bayona de Francia, donde le dieron dos pistolas para que interviniera en el movimiento revolucionario que le dijeron que iba a estallar en España. Explicó a continuación el encuentro con la Guardia civil.

Las declaraciones de Ángel Fernández Herrero, Tomás García Jiménez, Justo Val Franco y Casiano Alonso Pozo carecían de interés.

Quiénes fueron los organizadores

 —Manuel del Río declaró, y así lo publicó la Prensa, que en París le comprometieron en el movimiento, por instigaciones de Unamuno, Ortega Gasset (E.), Soriano y Blasco Ibáñez, que dirigían el complot.

En iguales términos declaró José Vázquez Bouza, reconociendo que los citados políticos españoles eran los directores del movimiento.

Gregorio Izaguirre hizo iguales declaraciones, añadiendo que en París asistió hacia un mes a un mitin de carácter revolucionario celebrado por elementos españoles, y en el que tomaron parte Rodrigo Soriano y otros políticos, cuyos nombres ignoraba. Afirmó que desde entonces se hizo en París activa propaganda, a fin de provocar la revolución en España.

Dijo que en San Juan de Luz comprendió que había sido engañado; pero que era tarde para retroceder. Gregorio Izaguirre dijo que entró en el movimiento engañado por los que formaban el grupo, y convencido de que iban al fracaso, a pesar de oír hablar a sus compañeros, que con gran entusiasmo comentaban el favorable cambio que se operaría en España, bajo la dirección del Conde de Romanones. Negó su intervención en los sucesos, y aseguró que tenía el propósito de separarse del grupo en la primera ocasión propicia que se le presentara.

Se leyó luego un informe del Auditor de la Región, en que proponía que el procedimiento sumarísimo se siguiera únicamente contra Enrique Gil Galaf, Julián Santillán Rodríguez, Pablo Martín Sánchez y José Vázquez Bouza, por ser los únicos cuya participación directa en los sucesos habían podido determinarse concretamente, siguiéndose para los demás el procedimiento ordinario.

A continuación se dio lectura del decreto del Capitán general de la Región aceptando la propuesta del Auditor y ordenando que el sumario se elevara a plenario.

Comenzó su informe de acusación el fiscal, afirmando que la importancia de los hechos delictivos y su carácter revolucionario exigían rapidez en el procedimiento y ejemplaridad en el castigo.

En su consecuencia, pidió la pena de muerte para los procesados Martín Sánchez, Gil Galaf y Santillán Rodríguez, y la de seis años de prisión militar mayor, para

Márquez Bouza. El defensor comenzó su informe diciendo que se estaba ante un caso de delincuencia colectiva, pero no de codelincuencia, conceptos que examinó y especificó.

Afirmó que no había prueba de que los procesados mataran a los Guardias civiles, ni de que disparasen contra ellos. Si, como la ley preceptúa, se consideraba el hecho como colectivo de índole especial, los acusados tendrían que ser considerados como meros ejecutores del alzamiento contra la forma de gobierno o rebelión.

Dijo que ninguno de los procesados fue sorprendido in fraganti delito, pues Vázquez Bouza iba solo por la carretera, Martín Sánchez no llevaba armas, Santillán fue capturado en el monte al día siguiente de los sucesos, sin oponer resistencia, a pesar de llevar dos pistolas, y Gil Galaf no puede precisarse cuándo cayó herido, ni se dice en el sumario que lo fuera por la fuerza pública, lo que prueba que la lesión que sufre se la produjo un proyectil perdido. Respecto al reconocimiento en rueda de presos, fue fácil, pues todos eran conocidos.

Sentó sus conclusiones en forma alternativa, así:

-Primero. Los procesados, menos Vázquez, son responsables de un delito contra la forma de gobierno, según el caso tercero de la primera parte del artículo 184 del Código penal ordinario, correspondiéndoles la pena de prisión mayor, en su grado máximo, a reclusión temporal, en su grado mínimo.

-Segundo. En caso de estimarse que el hecho no constituye delito contra la forma de gobierno y sí de rebelión, será aplicable la pena señalada en la primera parte del artículo 246 del mismo Código,

-Tercero. No existiendo circunstancias modificativas de la responsabilidad, corresponde imponer la pena en su grado medio, o sea, de diez años y un día o doce años de prisión mayor.»

Para Vázquez Bouza pidió la absolución.

* * *

La opinión censuró duramente a los que, quedándose tranquilos en sus respectivos domicilios, lanzaban a unos infelices a los peligros de perder la libertad o la vida.

Los revolucionarios del 68—se decía—, los Sagasta, Rivero, Becerra y otros, cuando organizaban una revolución o un motín, se ponían al frente de los comprometidos, con su fusil al brazo, y corrían los mismos peligros, y aun más, que la gente que les ayudaba.

Aurelio Gutiérrez

OPERACIONES MILITARES DE FERMÍN LEGUÍA


PARTE NOVENO DE LAS OPERACIONES MILITARES DE LA MISION DE NAVARRA AL MANDO DE SU GENERAL EL MARISCAL DE CAMPO DON FRANCISCO ESPOZ Y MINA, TRES PRIMEROS MESES ENERO, FEBRERO Y MARZO DE ESTE ANO DE 1813.

Excmo.- Sr. El Comandante de observación del punto de Vera me dice lo siguiente.=Mi general=. Hay cosas que parecen imposibles a primera vista si se gradúan los medios y las circunstancia del que ejecuta. Fuera temeridad apoderarse de una plaza fuerte, guarnecida y fortificada con solos 15 hombres aún guiados del entusiasmo y conducidos por el valor. Había y o meditado apoderarme del castillo de Fuenterrabía, y mis deseos debían cumplirse. Me hallaba en Vera, de cuya villa salí la tarde del 21 del corriente con 15 soldados que debían obrar conmigo, los únicos que hacían toda mi partida. Me proveí de cuerdas y de clavos para el efecto.

A las once de la noche me hallaba pegado a las murallas del castillo: trate de amarrar las cuerdas, y no sin mucho trabajo fijé los clavos que debían servirme de escalón, y con un solo soldado, que por entonces juzgué suficiente para el primer golpe, escalé la muralla, e introducido me arroje improvisamente sobre el centinela que quedo en mi poder: a una señal mía me reforzaron algunos de mis compañeros, con los que sorprendí a la guardia, que silenciosa estaba en una de las casamatas y dueño de las llaves de las puertas del castillo las abrí para que por ellas entrasen mis soldados. 

Consecutivamente hice prisioneros 8 artilleros que se hallaban en el castillo, pues los demás dormían en la ciudad, y tratando de inutilizar las piezas de cañón que en él había, enclave dos de a 24, y una de a 18; eche a la mar 1500 balas del primer calibre y 2600 de violentos; saqué a fuera , para traer conmigo, 100 balas de esta clase , 9 fusiles, 2 pistolas, 4 sables, 80 varas de cuerda mecha, dos quintales y medio de pólvora, y la bandera tremolante: me retiraba después de haber dado fuego a l castillo, a cuyos fuegos, puesta en al arma la guarnición de la ciudad, salió en mi seguimiento, pero despavorida, y llena de aquella confusión hija de una novedad inesperada, se componía de gendarmes.

Me siguieron, pero en vano, porque tuve la satisfacción de rechazarlos y de salvar todos los efectos indicados, sin haber tenido la menor pérdida de mí parte. Acudieron los enemigos a cortar el fuego del castillo, pero sin fruto, porque de las cuatro partes de él se abrasaron tres y ha quedado enteramente inservible. Tendré el gusto de presentarle a V. S. Mi general, además de los prisioneros y efectos relacionados, las llaves del castillo de Fuenterrabía, fruto del valor de mis soldados, y del amor y respeto que profesan a vuestra persona. Dios guarda a V. S. muchos años, Vera 13 de marzo de 1813. ; El sargento 1. ° Fermín de Leguía. Sr. general D. Francisco Espoz y Mina” 

Por el resultado de una empresa a todas luces arriesgada deducirá V. E. con facilidad el distinguido mérito que en esta ocasión ha contraído el sargento 1ª Fermín de Leguía y la partida de su mando y aunque él no la recomienda, lo hago yo en cumplimiento de mi obligación. 

Me consta que si las historia de nuestra nación refieren tal cual caso semejante, la de la presente revolución hasta de ahora no ofrece otro igual. Dejo pues al arbitrio de V. E, implorar del gobierno confirmación de la gracia de teniente que ha hecho al sargento 1ª.Leguía, y las que aquel tenga a bien conceder a sus soldados. Ni yo podré pintar jamás a V. E, la impresión que ha causado en los ánimos de los franceses la pérdida del castillo de Fuenterrabía, ni el gozo y contento que ha cabido a estas provincias por un suceso semejante. 

Dios guarde a V. E. muchos años.

Puentelarreina 15 de marzo de 1813 Espoz y Mina: Excmo. Sr. Francisco Xabier Castaños.

Aurelio Gutiérrez.

martes, 27 de agosto de 2013

MODESTO CENDOYA BUSQUETS


Modesto Cendoya Busquets, arquitecto conservador de la Alhambra de Granada entre los años 1907-1923, nace en Vera de Bidasoa a finales del año 1856. Sus padres fueron; José María Cendoya Aramburu (1818) y María Luisa Busquets Bull (1820). José María había nacido en Tolosa, y en Pasai Donibane contrajo matrimonio (1846), con María Luisa. Fruto de este matrimonio tuvieron cinco hijos, José (1848), Antonia (1850) y Juana (1852), nacidos en Pasai Donibane, mientras que Anselmo (1854) y Modesto nacieron en Bera.

José María Cendoya con el motivo de ocupar el cargo de empleado en el horno alto que se construyó sobre la antigua ferrería de Olandia, se desplazó de Pasai Donibane a Bera a trabajar en el año 1853, siendo su residencia la casa llamada “Juanisenea”.

Modesto, junto con su hermano Anselmo estudió en Madrid en la Universidad Central, Facultad de Ciencias durante los cursos 1870-1874, residiendo mientras tanto en la calle Fuencarral. Posteriormente, se tituló en arquitectura en la Escuela Superior de Madrid en el año 1885.

En este mismo año llegó a Granada, para trabajar en sus comienzos en la reconstrucción de los pueblos afectados por el terremoto de Alhama. Desde su cargo como arquitecto municipal, puesto que ocupó hasta su jubilación en le año 1927, dirigió diversas obras, siendo en sus inicios, el trazado para la apertura de la Gran Vía de Colón (1891) su proyecto de mayor envergadura.

Como profesional privado, la adscripción estilística de sus obras responde a los esquemas formales de principios de siglo moviéndose entre el eclecticismo del Hotel de París (1907) y el historicismo de carácter neoárabe, o la fachada de la Casa Consistorial (1910), a su favor es la aparición de un Patio de los Leones en el pabellón de España en la Exposición Universal de Bruselas (1911), etc.

Es autor del proyecto de la Azucarera San Isidro, desarrollado el año 1901 y ampliado en el año 1920 por Felipe Giménez. También participó en el proyecto de la construcción del edificio del Centro José Guerrero, llevado a cabo por Indalecio Ventura Sabatell, así como en la conocida como “La Casa de la Perra Gorda”.

Colaboró como técnico municipal, y formando parte como arquitecto y vocal técnico junto al ingeniero Julio Moreno en el nacimiento y origen de la Sociedad Sierra Nevada, (1912 – 1928).

Es destacable también por parte de Cendoya su participación en la dirección y construcción del hotel Alhambra Palace junto al arquitecto inglés Mr. Lowet. Esta fue la persona que realizó los primeros planos del proyecto y cuya construcción se llevó a cabo en los bosques de la Alhambra, en un paraje desde donde se domina toda la ciudad de Granada. El hotel Alhambra Palace comenzó a construirse en el año 1905, siendo inaugurado por el rey Alfonso XIII el último día del año 1909.

La faceta más interesante de Modesto Cendoya, coincide con su nombramiento como director de la Alhambra, por Real Orden del 1 de mayo de 1907, cargo que ocupó es sustitución de Mariano Contreras (1890-1907) hasta su destitución en 1923. Su cese fue motivado bajo la acusación de desidia y de ser el causante de numerosos e irreparables destrozos arqueológicos y por todo ello fue destituido por el Director General de Bellas Artes Sr.Weyler en febrero del año 1923.

Fue reemplazado en la dirección y conservación de la Alhambra por Leopoldo Torres Balbás (1923-1936), cerrándose así la etapa más conflictiva de la historia contemporánea de la Alhambra.

A su vez, Torres Balbás, fue cesado el 25 de agosto de 1936, por orden del coronel Basilio León Maestre, Comandante Militar de Granada, que sustituyó al asesinado general Campins, tras el golpe de estado consolidado en Granada el 21 de agosto. En octubre de 1936, se le abre un expediente por Responsabilidades políticas, siendo acusado de ser simpatizante del Frente Popular, por lo cual es depurado políticamente y destituido como Arquitecto Director de la Alhambra. En su momento se denunció a Modesto como uno de los inductores de esta destitución.

Nuevamente, en agosto del 1932 Modesto Cendoya fue nombrado director Provincial de Bellas Artes de Granada.

La destitución de Modesto Cendoya en su cargo como Director Arquitecto conservador de la Alhambra de Granada, vino acompañado de una fuerte controversia, tanto local como a nivel nacional, muestra de ello es el contenido de la carta que se publicó el 24 de febrero de 1923 en el periódico la Época:

“Inopinadamente ha sido destituido de su cargo el arquitecto conservador de la Alhambra, don Modesto Cendoya. Protestas llegadas de Granada, de Centros y personalidades de solvencia cierta, dan idea de la sorpresa y el disgusto que el brusco relevo ha determinado. Y en fe que es significativo que todos cuantos conocen de primera mano el problema, se prenuncien en favor del funcionario sustituido.

No se olvide que el señor Cendoya, arquitecto de brillante historial, recibió la Alhambra, hace años, poco menos que en ruinas, y que él la devuelve ahora consolidada, mediante eficaces exploraciones arqueológicas.

Es probable que entre los servicios prestados por el señor Cendoya a la bellísima joya de nuestro arte arábigo se cuenten algunos yerros. Si existen, debieran señalarse, porque es el caso que en una interviú celebrada por el director general de Bellas Artes, señor Weyler, con un periodista granadino, el único reproche que pudo formular a la labor realizada por el señor Cendoya fue éste: que el arquitecto-conservador reintegraba al Tesoro público algunas cantidades de las consignadas para las atenciones de la Alhambra.

Esto, que, desde luego, demuestra una honradez exquisita, una gestión económica de ejemplar austeridad, pudiera indicar al propio tiempo, sin duda, que el señor Cendoya descuidaba el estudio de nuevas obras. Pero si esto es así, habría que señalarlo con diafanidad, para que la destitución del ilustre arquitecto aparezca ante la opinión pública plenamente justificada.

Y no queremos razonar por nuestra cuenta. Nada tendría, en cuanto a la persuasión del lector, la fuerza de los hechos que vamos a aducir. Su enu- meración, siquiera sea muy incompleta, compondrá una hola de servicios diurna de la mayor consideración. Veamos, pues, que ha hecho el señor Cendoya como arquitecto-conservador de la Alhambra. Entra otras cosas, las siguientes:

Construcción de todo el alcantarillado de la Alhambra y saneamiento general; obras que llevaron al estadio de los desagües exteriores y arreglo del estanque de las Damas. Restablecimiento de toda la red de cañerías para el surtido de las fuentes del Palacio y sus desagües. Recalzo de la fachada Oeste del Salón de Embajadores y del tramo de muralla que une la torre de Comares a la de Machuca. Recalzo de los cimientos del cuarto Dorado y del Oratorio. Consolidación de la torre de las Damas, del patio del Harén, del muro intermedio de las galerías y de Machaca, de la torre del Cadí y de las torres llamadas de las Pañales. Arreglo de todas las solerías. Desmonte en la Alameda de Santa María para llegar a su primitivo plano, descubriendo los canales, albercas y fuentes murales de los jardines primitivos. Desmontes en el Portal bajo, de las cuadras de Mondéjar y de todo el camino cubierto en el recinto de la Alhambra, desde la Torre de los Picos, hasta la del Cabo.

Desescombro del patio de la Alcazaba, de la torre de las Armas, rampas exteriores, etc. Como se ve por este índice rapidísimo, el señor Cendoya ha venido atendiendo por igual las obras de saneamiento y las de fortificación. Veamos ahora los descubrimientos arqueológicos, llevados a cabo: de las Torre de Siete Sellos y de las Cabezas; de la pintura de moros de la Torre de las Damas; de la interesante escalera que llega hasta la ribera del Darro, pasando por las Torres del Peinador; de todas las edificaciones que formaban la Maestranza del a Alcazaba, y entre ellas, los baños, la panadería, los hornos de forja, la mazmorra, etcétera; del patio anterior al del Mexuar en comunicación con la Puerta del Bosque, y como resultado de todo esto, una infinidad de fragmentos de cerámica de diferentes épocas, y objetos de diversa índole y alto valor artístico.

No tenemos por que desconocer que don Modesto Cendoya ha demostrado poseer mayor competencia como arquitecto, que sensibilidad como artista.

A las exigencias de su técnica profesional, ha sacrificado, según parece, algún aspecto parcial del monumento: así, las talas del bosque, por ejemplo, no siempre necesarias seguramente. Y en toda sugestión ha presidido, en efecto, un criterio de restauración arqueológica mas que de conservación artística, Pero no olvidemos que el problema de la Alhambra, antes que ningún otro de estética pura, era simplemente de de ser ó no ser.

La Alhambra se venía abajo inevitablemente. La condición frágil de su fábrica la condenaba a una muerte inmediata Sobre los reblandecidos cimientos, las piedras amenazaban caer deshechas en polvo. La yedra, sobre los decaídos muros que se cimbreaban, era como el abrazo de una muerte segura... El señor Cendoya pasó los días de claro en claro, y las noches de turbio en turbio, para estudiar los múltiples problemas que había que atender, a fin de salvar el monumento.

Estudió trabajos particulares, que podían proporcionarle pingües beneficios, y se dio por entero, con el máximun de su actividad, a la Alhambra.

Y la Alhambra no se hundirá ya. Si en la Dirección General, de Bellas Artes se ha creído que el señor Cendoya no ha tenido el acierto por compañero inseparable de su gestión, fácil hubiera sido la creación de un organismo que sir viera de garantía para que la iniciativa del arquitecto no cediera en perjuicio del arte. Lo que no ha debido hacerse, es desposeer de su cargo al señor Cendoya, airadamente, sin consideración alguna, entregándolo inerme a la crítica indocta. Sin interés personal en el asunto, nada nos importaría, en último término, el cambio de arquitecto, si el nuevo que haya de nombrarse, reúne las condiciones apetecidas. Porque sería realmente lamentable que el cese del señor Cendoya, que, discutible o no, significaba un programa y un plan, inicie una nueva etapa de ensayos, de indecisiones, de idas y venidas, le vueltas y revueltas...”

Sobre la obra en general de Modesto Cendoya, el crítico José Álvarez Lopera, nos declara que: “su la reputación, era sólida pero no tenía especiales conocimientos de arte musulmán ni había realizado hasta entonces trabajos de conservación en monumentos.

Hombre de fuerte carácter y bastante ladino, contaría durante los años que permaneció en el recinto (1907-1923) con el apoyo de la mayor parte de las instituciones granadinas, de un sector de la prensa (especialmente del Noticiero granadino, cuyo director, Juan Echevarría, había realizado la restauración del Oratorio de la Madraza) y, sobre todo, de los dos caciques locales, La Chica y Rivas. A lo largo de este período acabó por convertirse en el estandarte del bando de los restauradores. Tenía, como ha señalado acertadamente Prieto-Moreno, una "visión sintética del monumento". Para él, las diversas partes del recinto estaban conectadas indisoluble y matemáticamente, de tal modo que un descubrimiento (o la resolución de un problema) llevaba inexorablemente a otro.

De acuerdo con esta teoría tenía el convencimiento de que era posible "reconstruir" la Alhambra, llegar a su reconstitución tal y como estaba a finales del siglo XV. Por eso acostumbraba a comenzar una obra y no terminarla (cada vez que iniciaba alguna le surgían problemas que no podía resolver hasta realizar otras investigaciones), le estorbaba el arbolado (que para él sólo servía para enmascarar las líneas arquitectónicas del recinto impidiendo "la consideración de la Alhambra como fortaleza") y no le importaba librarse a reconstituciones como la reedificación del tramo de muralla de la Torre del Cadí.

Lo que entonces se llamó su "manía arqueologicista" está también en la base de sus actuaciones más sonadas (como los desmontes de terreno del Partal y de la Alamedilla, a la búsqueda de los niveles originales) y en la de sus más notorias inhibiciones, ya que Don Modesto, tan proclive a emprender investigaciones o restauraciones (algunas no poco engañosas y con su pizca de fantasía) se negaba en cambio sistemáticamente a actuar en zonas que como la Galería de Machuca, el Patio del Harem o el Convento de San Francisco, estaban en peligro de hundimiento y necesitaban obras de consolidación”.

Modesto Cendoya, con una reconocida inexperiencia en lo concerniente a la arquitectura hispano-musulmana, y sobre todo respecto a la gestión y conservación de conjuntos monumentales, su paso por la Alhambra se caracterizó por el enfrentamiento con los sucesivos organismos encargados de su custodia, dado el intenso afán restauracionista del arquitecto y su pasión por la Alhambra arqueológica. Precisamente, en sus polémicas reconstrucciones y reposiciones de adornos contó con la colaboración de Antonio Santisteban, director del taller de restauración de la Alhambra, que habría de ejecutar el sorprendente patio del pabellón de Bruselas.

La ausencia de rigor arqueológico en sus construcciones historicistas se compensa con una cierta contención al aplicar elementos de procedencia hispano-musulmana, generalmente neonazaríes, y moviéndose bajo parámetros próximos al regionalismo. Su vinculación con determinados miembros de la burguesía granadina le reportaron encargos donde desarrolló esta vertiente cuyas fuentes bebió directamente del monumento a su cuidado.

Aurelio Gutiérrez Martín

miércoles, 7 de agosto de 2013

PABLO MARTIN SANCHEZ, El anarquista que se llamaba como yo.


Pablo Martín Sánchez, escritor catalán, graduado superior en Arte Dramático, licenciado en Teoría de la Literatura Comparada y máster en Humanidades, es el autor del libro “El anarquista que se llamaba como yo” cuya primera edición ya agotada con 4.000 ejemplares se publicó en noviembre de 2012 y en cuya portada aparece una foto antigua de la calle Alzate.

La lectura de este libro, al igual que la de este otro de Pío Baroja “La familia de Errotacho” publicada en el año 1932, son de lectura obligada para conocer entre la realidad y la ficción, los sucesos acontecidos en Bera en la intentona de carácter revolucionaria de noviembre de 1924.

A resultas de los enfrentamientos en Bera, murieron dos guardias civiles y dos revolucionarios anarquistas, siendo detenidos unas dos docenas más de ellos. De entre los detenidos, fueron condenados a muerte tres, entre los que se encontraba Pablo Martín, que en su día tuvo que huir a Francia a resultas del asesinato de un gerente de Altos Hornos. Pablo encontró la muerte a diferencia de sus otros dos compañeros que la encontraron en el garrote vil, tirándose por una ventana al patio de la prisión cuando era conducido a una muerte idéntica a la de sus compañeros.

En la contraportada del libro, podemos leer: 

“En 1924 era condenado a garrote vil el anarquista Pablo Martín Sánchez, acusado de atentar contra la dictadura de Primo de Rivera. Su homónimo, el escritor Pablo Martín Sánchez, busca, en esta inquietante novela, reconstruir su historia. A través de la vida del personaje y de su mundo, asistimos a momentos capitales del devenir de la Europa contemporánea, como el nacimiento del cine, el movimiento anarquista en París y en la Argentina, la vida de relevantes intelectuales exiliados en Francia, la Semana Trágica de Barcelona o la crispación social del viejo continente en la época de entreguerras. El lector, con el ánimo en suspenso, asistirá atónito al destino que aguarda al protagonista. Sus aventuras y desventuras lo mantendrán atrapado en una trama apasionante y difícil de olvidar”.

Aurelio Gutiérrez Martín

domingo, 7 de julio de 2013

ESTEBAN ERRANDONEA LARRACHE



Tal y como lo indica la placa que se encuentra en el depósito de aguas de Ezpondakoborda, la acometida de aguas de Bera se la debemos principalmente a Esteban Errandonea y Larrache, ingeniero de caminos, natural de Vera de Bidasoa casado con María Allende Pérez. De sus hijos destacan los matrimonios de Javier y Jaime con las hermanas Soledad y Mercedes Delclaux Oraá, y posiblemente suyos son los descendientes que ocupan en la actualidad la casa llamada Don Felipebaita, también conocida por Palacio de Aguirre.

Esteban, destacó por sus trabajos relativos a la protección y producción hidroeléctricos y regulación de las cuencas hidrográficas. A su cargo estuvo la concesión y el abastecimiento de agua al vecindario de Vitoria desde febrero del año 1939 hasta mayo del año 1965.

Entre su extensa obra, destaca el artículo publicado en el año 1931, “Aprovechamiento hidroeléctrico del río Salado, en Alloz”, donde se señala en su contenido que lo importante no es el origen de la presa, si no que esta, es la causa principal de procurar suministro eléctrico, siendo secundario el de la regulación del riego.

Por su ideología, durante la guerra civil española, fue una de las personas a la que el gobierno Vasco expropió sus bienes. 

La Presidencia del Gobierno de Euzkadi, del Gobierno Vasco de Euzkadi, el 24 de abril de 1937, emitió un decreto acordando la expropiación forzosa total, sin indemnización de Esteban Errandonea y otros.

De esta forma el Gobierno vasco, a imitación del Gobierno de la República, acuerda la expropiación forzosa en favor de la Hacienda del País Vasco, de todos los bienes radicantes en el territorio de Euzkadi pertenecientes el 18 de julio del 1936, a aquellos que habían sido responsables de haber intervenido o colaborado en el movimiento insurreccional contra la República.

Así el Gobierno Vasco intentaba lograr una compensación parcial a los daños producidos por la guerra, y de indemnizar a los perjudicados.

Para ello, había abierto a 110 personas expediente y 5 decretos de expropiación forzosa que afectaban a 50 personas. El último de éstos se publicó el 10 de junio de 1937, pocos días antes de la caída de Bilbao en manos de las tropas sublevadas

”Vistos los informes que la Junta Calificadora Central eleva a la Presidencia con fecha 23 de abril corriente, y de acuerdo con le preceptuado en el artículo 3. ° del Decreto de 3 de noviembre de 1936, previa la decisión del Gobierno en pleno, vengo en decretar:

Artículo único. 

Queda acordada por el Gobierno de Euzkadi la expropiación forzosa total, sin indemnización, de los bienes de don Esteban Errandonea Larrache, don Enrique Goiri Colau, don Domingo Abona Vidaurrázaga, doña Felisa Zuazola (viuda de Lezama-Leguizamón) , don Fernando Lezama-Leguizamón Zuazola, doña Maria Dolores Lezama-Leguizamón Zuazola, doña María Angeles Oriol. Don Manuel Lezama-Leguizamón, don Casiano Amorrortu Aurrecoechea, don Adolfo Arenaza Basanta y don José Luis Oriol Urigüen. 

El Presidente del Gobierno de Euzkadi. JOSE A. DE AGUIRRE.”

Aurelio Gutiérrez Martín

domingo, 23 de junio de 2013

Cementerio de los ingleses en Bera. La tumba al soldado desconocido


En estos días que se cumplirá el bicentenario de la derrota de los franceses y el posterior incendio de San Sebastián el 31 de agosto del 1813 por parte del ejército aliado: español, portugués, inglés que tenía que liberarla, son diversos los actos conmemorativos que se van celebrar en la ciudad, siendo uno de ellos el convocado en el cementerio de los ingleses localizado en el monte Urgull.

Pues bien, en Bera también existió un cementerio conocido como de los ingleses, en el que reposaban parte de los militares ingleses que murieron defendiendo el puente San Miguel dentro de la conocida Guerra de Independencia 1808-1813. Este cementerio, se encontraba al lado de la parroquia y del primitivo cementerio, y gracias a la labor de investigación de Egoitz Tellechea Echepare (El cementerio de Bera de Bidasoa), conocemos que su desaparición fue a consecuencia de lo siguiente:

La Novísima Recopilación de las Leyes de España mandada hacer por Carlos IV recoge la Ley de Carlos III (9 diciembre 1786) que trata de los “Cementerios de las Iglesias: entierro y funeral de los difuntos”. En esta ley, el rey Carlos III manda que se observen las disposiciones canónicas sobre el uso y construcción de cementerios según lo mandado por el ritual romano. Como dato de mayor interés se menciona el hecho de que:

Se harán los cementerios fuera de las poblaciones, siempre que no hubiera dificultad invencible o grandes anchuras dentro de ellos, en sitio ventilados e inmediatos a las parroquias y distantes de las casas de vecinos, y se aprovecharan para capillas de los mismos cementerios las ermitas que existan fuera de los pueblos, como se ha empezado a practicar en algunos con buen suceso.

En Bera no empezaron a llevar a cabo el mandato real hasta la década de los 30 del siglo XIX. Los primeros proyectos de construcción de un cementerio apartado del núcleo urbano son de 1830, pero el nuevo camposanto tardaría todavía mucho en construirse pues, la falta de dinero por un lado y de voluntad por otro hicieron que la ejecución de la nueva construcción se demorara casi dos décadas.

La determinación para construir lo que las reales cédulas mandaban, fue el extremadamente serio toque de atención con visos de amenaza que un indignado comisionado, Sáenz de Tejada envía desde Pamplona al ayuntamiento beratarra, advirtiéndoles de las grandes sanciones económicas que pueden padecerse siguen en abierta desobediencia a la voluntad real, a la vez que le piden noticias sobre el proyecto y una pronta contestación.

Así pues, definitivamente, se procedió a edificar el cementerio nuevo pegado a la ermita de San Martín, cumpliendo con lo estipulado por la ley creada por Carlos III. Para este momento también se había empezado a aplicar el nuevo mandato sobre la conducción de cadáveres.

La nueva necrópolis se abrió en 1850 con el nombre de Cementerio público de San Martín. Aquella primera construcción ocupaba, aproximadamente, la mitad del espacio que el actual ocupa. Para construir el camposanto tuvieron que horadar la ladera de la montaña a cuyos pies se empezaba a levantar este. La cantidad de agua que del monte se desprendía a causa de los manantiales y riachuelos que en ella había y habían sido alterados trajo un sinfín de problemas a la hora de levantar las paredes, ya que, los corrimientos de tierra eran continuos. Esto se atajó definitivamente en 1900 con la tercera reforma del cementerio en la cual se procedió a canalizar y desviar las aguas que bajaban del monte.

Una vez abierto el cementerio se procedió a la repartición de parcelas. Esto se hizo tomando como base la disposición de parcelas que tenía el antiguo cementerio en la iglesia y sus jardines. Así, a todo aquel que tenía lugar de entierro en el viejo camposanto tenia también lugar en el nuevo, siempre que abonara los 30 reales de vellón correspondientes ante el párroco, que fue el encargado de gestionar todo lo que supuso el cambio de ubicación del recinto y su apertura.

Todavía hoy en día quedan restos y lápidas con el nombre de la familia y número de la parcela correspondiente.

El cementerio de la parroquia no quedó olvidado. Las familias todavía asistían a misa y se sentaban en los bancos ubicados sobre el espacio denominado “eser lekua”, pues allí todavía descansaban los restos de sus antepasados. De igual manera era atendido el cementerio que se encontraba en los actuales jardines de la iglesia y aunque algunas sepulturas se eliminaron por molestas, muchas seguían allí y gozaban todavía del recuerdo de sus familiares, que acudían a ellas comúnmente. Por ello, el ayuntamiento manda adecentar, quitar broza y arreglar algunas cosas en el antiguo cementerio en 1890 aludiendo a que era un lugar visitado y necesitaba estar bien cuidado.

Pronto quedo pequeño el camposanto nuevo y se procedió a instruir un expediente de posible ampliación del mismo. El expediente está fechado en 1894 y se da noticia del cementerio actual y de las posibles reformas que pudieran hacerse, así como de la orientación geográfica hacia la cual se situaría la nueva parte. El vecino D. Manuel Larumbe, presento una instancia al ayuntamiento contra tal idea ya que de producirse la reforma, su fábrica harinas San Martín sería derribada, como finalmente aconteció.

La queja del vecino no próspero y tras solicitar planos a diversos arquitectos se deciden por los que en 1895 firma el arquitecto Juan José de Aguinaga en Irún a 3 de junio. El proyecto se aprueba el siguiente año y en el 1897 se presenta un expediente para la formación de calles con el cementerio ampliada. Y se aprueban el nuevo Reglamento y registro. Se levantó así la segunda parte del camposanto, pero poco duro en pie. En 1900 una gran riada y sus correspondientes inundaciones, junto con la gran cantidad de tierra y agua que desde el monte caían, arraso el cementerio y daño seriamente la ermita de San Martin. El agua llego a sacar hasta cuerpos a flote.

Las facturas muestran que el de 1900 fue un año en el que el cementerio dio muchos gastos. Entre otras destacan las obras para levantar los muros derribados por inundación el 18 de noviembre de 1900 y la canalización de las aguas que bajan del monte. La factura definitiva de todas las obras es fechada el 24 de noviembre de 1900. En la recomposición y arreglo del cementerio y la ermita se tomaron en cuenta las nuevas disposiciones para la creación de cementerios.

En la parte central del cementerio, se encuentra una tumba conocida como la del soldado desconocido. Es un gran rectángulo que en su cuerpo primero se forma con losas unidas. Sobre este primer cuerpo encontramos ya una enorme piedra tallada que da forma al túmulo y lo cierra. La impresión general que da, es la de un enorme sarcófago. Rodea la tumba una reja de hierro forjado. Ningún ornamento más. Tiene un gran parecido con los monumentos funerarios del cementerio de los Ingleses de Urgull 

Esta tumba pudo haber sido desmontada del primer cementerio y vuelta a montar en el segundo. Es una incógnita. Hubo un tiempo en el que se decía que que la sepultura guarda el cuerpo de un soldado que murió defendiendo el puente de San Miguel. Y llevados por la fantasía popular, alguno le gustaría que bajo esa mole de piedra descansara el Capitán Daniel Cadoux, oficial de la Rifle Brigade del ejército británico, cuya memoria honra un monolito situado en el puente donde se dice que murió el 1 de setiembre de 1813. 

Aurelio Gutiérrez Martín.

lunes, 17 de junio de 2013

EL VALLE DE BAZTÁN DURANTE LA GUERRA DE LA CONVENCIÓN


En esta entrada resumimos un documento sobre la guerra de la Convención en Baztán que se encuentra en el archivo municipal del Valle y que fue recogido por José Maria Uriarte Ballarena para su publicación integra en el número 645 de Euskonews del año 2012, pudiendo descargarse de Internet.
En el archivo municipal de Baztan, en la caja 245, se encuentran documentos que cuentan el relato de lo ocurrido en el Valle y en Amaiur durante la guerra de Convención francesa (1973 – 1975). Se calcula que por efectos directos de esta guerra y sus consecuencias, en la población del Valle unas dos mil personas murieron o desaparecieron. El 24 de julio de 1974, será recordado como aquel día en el que los franceses y baigorrianos, atacando a través de los puertos de Otsondo, Izpegi y Berderiz conquistaron y ocasionaron la mayoría de las víctimas entre los vecinos del Valle de Baztan y el ejército español.

A continuación un resumen de los hechos más destacados en los documentos:

El Valle y Universidad de Baztan, luego que entendió, que una de las máximas de las revoluciones intestinas de la Francia, era la de aniquilar nuestra sagrada religión, de pervertir a ellas a otros reinos, y destruir sus gobiernos particulares, y políticos, conoció que de estos principios no dejarían de resultar grandes males, y especialmente, que llevando adelante sus perversos intentos no se dilataría mucho el rompimiento con la España…… 

Para ello alistó toda su gente desde la edad de 17 años, hasta la de 56, y en seguida la habilitó de armas, y municiones, para que estuviese pronta, y dispuesta para siempre que fuese preciso hacer uso efectivo de ellas, y para el mas arreglado, puntual, y cumplido servicio de S,M. y defensa de la patria , procedió por el mes de noviembre de 1792 , a la formación de un batallón, compuesto de 8 compañías de a 95 hombres, entresacando de los más robustos, y ágiles, de los comprendidos en la lista general, con su correspondiente oficialidad de coronel, teniente coronel, y de sargento mayor, cuyos empleos, conforme a sus privilegios, y usos antiguos tocaron por sus cargos al alcalde, y sus dos tenientes capitanes, tenientes, subtenientes, sargentos, y cabos.

Sin verificarse la declaración de la guerra, nos dieron los franceses un ataque por la parte de los Alduides el día 3 de marzo de 1793, que es el en que tuvieron principio las hostilidades, pero se les rechazó sin dejar adelantarse, y desde entonces, las mencionadas ocho compañías, juntamente con la corta tropa que arribó al Valle, defendieron su dilatada frontera.. 

Desde entonces hasta el día 24 de julio de 1794, mantuvo el valle a su costa, sin el menor gravamen del Real Erario, a toda su gente empleada, gastando de sus propios, inmensa cantidad, y lo mismo hizo la villa de Maya con la suya. Aunque el Valle, y la villa, se defendieron en el modo referido, sin dejar al enemigo, a invadir sus pueblos, padecieron sin embargo sus vecinos muchísimo perjuicio, por el considerable número de ganado de todo género, que les apresó, introduciéndose a ese fin en sus dilatados montes, cuadrillas de gente de pésima conducta, que abundaban los pueblos inmediatos del País Vascongado, yse echaron desenfrenadamente al robo, y pillaje, en cuyas operaciones se distinguieron los baigorrianos, como lo acostumbraban también en tiempo de paz.

No fue solo el daño insinuado el que experimentaron en la frontera, sino que también padecieron en el centro otros muy considerables, causados por nuestra propia tropa, y por el paisanaje que vino de la Ribera, y otras partes de lo interior del Reino, pues con mucho abandono, y libertad, usaron desaprovechamiento de cantidad de todo género de ganado, matándolo, así públicamente, como a privados, y lo mismo hicieron de los frutos, y producciones de las heredades, huertas, y árboles, y no menos exceso cometieron los soldados de a caballo, y los criados, y asistentes de los oficiales, en los funerales, o prados, cortando la hierba, y gastándola en parte de la manutención de sus caballerías, y demás caballerías, ahorrando por este medio las raciones de cebada, que les daba el Rey, la cual casi públicamente vendían a particulares. 

No es tampoco lo más lo relacionado hasta aquí lo que han padecido el Valle de Baztan, y la villa de Maya pues habiendo sido atacados por los enemigos la madrugada del dicho día 24 de Julio de 1794, desde luego ocuparon la dicha villa, y los Lugares de Errazu, y Arizcun, de modo que de estos tres pueblos, con el castillo del primero, estaban apoderados para las seis de la mañana, sin que se les hiciese más resistencia, que una muy corta, entre Arizcun y Errazu, después de ella no se trató más que de la fuga, trayendo los de la tropa en sus bocas la voz regular, y corriente en todo el tiempo de la guerra.

No se sabía con qué gente se nos atacó el dicho día 24 de julio, pero según las noticias que posteriormente adquirimos, por diferentes conductos, no era tanta que no se le pudiese resistir, pues además de los puestos ventajosos con que nos favorecía el terreno en varias partes, había en el valle, y en Maya pasados de nueve mil hombres, cuya cuenta se sacó por las raciones que diariamente se gastaban, Los franceses para las ocho de la referida mañana, enseguida ocuparon los pueblos de Elvetea, y Elizondo.

Los primeros pueblos, que experimentaron los efectos de la guerra, fueron los de Urdax, y Zugarramurdi. El primero de los dos fue invadido, ocupado, saqueado, y quemado por entero, con inclusión del Real Monasterio su parroquia de San Salvador, sus herrerías de labrar fierro, y molinos harineros, en el mes de septiembre del 93. Poco después les siguió igual suerte al segundo, exceptuando una porción alta de casas que quedaron libres del incendio, y los vecinos, y moradores de ambos emigraron, y se refugiaron, en la mayor parte, en Maya, Baztan, y Cinco Villas.

El terror, que la Convención francesa ocasionó en aquel Reino, con su jamás oída crueldad de aprisionar, y matar con la guillotina a millares, toda suerte de personas, empezando de las cabezas principales del Rey, y de la Reina, precisó ampararse en España, y en otras provincias, a muchísimas, y de ellas quedaron en Baztan a los principios, en bastante número, y después se les hizo internar en cumplimiento de las órdenes de nuestro soberano.

En consecuencia de una de las condiciones puestas por el dicho general en jefe, tomaron luego los aldudeanos, parte activa en las hostilidades contra sus compatriotas antiguos los franceses, formando para el mejor, y más puntual servicio de S.M. y defensa de sus hogares, una compañía, o batallón, compuesto de los hombres capaces de manejar la arma, el que posteriormente se realizó con mayor formalidad con el nombre de los voluntarios de Alduide.

Estando las cosas en el estado que se lleva expresado, el día 3 de Junio de 1794 dieron los enemigos un ataque formidable, en un mismo día, y hora, con el que consiguieron apoderarse del pueblo de Alduide, y de los puntos de Verderiz, Istauz, Elorrieta, Izpegui, Buztancelay, Larzabal, Ariete, y de las alturas de hacia Maya, haciendo varios prisioneros de la tropa, y del paisanaje, y cogiendo algunos efectos, entre cuyos prisioneros se llevaron la mayor parte de la oficialidad, y soldados del Regimiento de Infantería de Zamora, que a la sazón estaba en Verderiz, y sus proximidades. 

Desde que los franceses estaban en posesión de las alturas (que como se ha dicho las tomaron el día 3 de Junio de 1794) hasta el 24 de julio, que fue el del ataque, y ocupación del valle, hubo diferentes choques, o funciones, de las cuales, las principales fueron, dos, o, tres, en las cercanías de la ermita de San Gregorio, en los días subsiguientes al mencionado 3 de junio: en el mismo tiempo otras, en el monte de Larro, y a la parte opuesta de Santa Bárbara, que son derecha, e Izquierda de la villa, y castillo de Maya, y aunque también por el frente de este se presentaron enemigos, el fuego de los cuatro cañones del dicho castillo, los dispersaron, y acometieron, como queda dicho, por los flancos con el conocido designio de apoderarse de esa fortaleza, y de la villa, lo que no lograron por haber sido rechazados, matándoles alguna gente.

El día 10 de dicho mes de julio, estando a la sazón la Legión Real de los emigrados franceses apostada o guarneciendo el puesto llamado Arguinzu, fue sorprendida muy de madrugada por los enemigos, con tanto furor, que la destrozaron en mucha parte, perdiendo entre prisioneros, y muertos, más de cien hombres, y balidos aquellos de la muchedumbre, dispersándose por aquellos montes dilatados, cogieron, y llevaron mucho número de ganado de Baztan, yeguas, ovejas, cabras y cerdos, en cuya pérdida, fueron comprendidos principalmente los vecinos del lugar de Irurita. 

Cuando los franceses se apoderaron de las alturas el dicho día 3 de Junio de 94, estaba mandando en el Valle de Baztan, y línea del centro, el teniente general Don Josef de Urrutia, en cuyo mando subsistía desde mucho antes por haber sucedido al sobre dicho Don Juan Gil, que se retiró por una indisposición, y subsistía también cuando el ataque del 24 de Julio. 

Los hechos relacionados, y la retirada, o fuga extraordinaria de nuestro ejército, hasta el lugar de Almandoz, sin reunirse siquiera en Irurita, o Zuraurre como fácilmente, y sin ningún peligro pudo, como con repetición queda antes advertido, agregándose la disposición en que veían, de continuar también mas adelante su marcha, dieron fundamento a los patriotas, y a otros muchos de fuera, para sospechar, y confirmarse, que algún impulso oculto, era el origen del abandono del Valle.

En este viaje, la noche del 23 al 24 de julio, se hallaba en Elizondo, y con la novedad de la mañana de este último día, se retiró a Almandoz, después de expedir sus órdenes al general Urrutia, para que obrase, según los conocimientos militares que tenía adquiridos en su larga estancia, las que no causaron otro efecto, que el de seguir también todo el ejército, hasta el dicho pueblo de Almandoz, dejando a discreción del enemigo todo el valle, y los inmensos vienes de sus naturales.

Este es el estado sustancial en que se hallaban las cosas el expresado día 24 de Julio de 1794, pero el ataque, y ocupación del Valle de Baztan, y villa de Maya, proporción a los franceses la continuación de sus progresos. Y visto que nuestro ejército se retiró a Almandoz, y de allí a la banda de acá de los montes de Velate; una parte de su gente despacharon por las montañas en el mismo día, hacia Vera, y con las demás, en los siguientes, ocuparon los valles de Vertizarana, Santesteban de Lerin, y otros diferentes de su contorno.

La enunciada villa de Vera, por la cara o lado que mira a Francia, estaba defendida con fuertes Baterías, y cantidad de tropa, y no podían los enemigos penetrar, pero con el dicho refuerzo, acometiendo por la espalda lograron también luego su conquista, como se ha dicho, el referido día 25 de julio, y enseguida la de las cuatro villas restantes de Echalar, Lesaca, Yanci, y Aranaz, apoderándose al mismo tiempo de gran porción de artillería, y cantidad de municiones de guerra, y boca, con cuyo hecho quedaron así a buena discreción del enemigo, las maderas que estaban conducidas, en los años pasados, a las márgenes del río Bidasoa, de los valles de Ulzama y otros de este Reino, para la Real Armada de S.M., que así bien era muy considerable. 

Conseguida la ocupación de los mencionados pueblos, se dirigieron a sobre Irún, a cuyo pueblo, baterías, y fuertes, con que estaba guarnecido, atacaron con tanta fuerza, por su frente, y costados, que dentro de algunos días lograron igualmente su rendición, cogiendo mucha parte de la inmensa artillería que lo defendía, y los almacenes que había de todo género; lo mismo ejecutaron con la ciudad de Fuenterrabía, y otros diferentes pueblos de la provincia de Guipúzcoa, hasta Tolosa, Azpeitia, y Azcoitia inclusive; todos ellos tomaron en fuerza de armas, pero la ciudad de San Sebastián, cabeza, o capital de la misma provincia, se les entregó.

Desde los principios de la guerra, hasta el dicho día 24 de julio del 94, han sido muertos por los enemigos diferentes vecinos, y naturales del Valle, y de la villa de Maya: el primero que le tocó la suerte fue Thomas de Argain, vecino de Almandoz, que fue muerto de bala, en el monte de Arguibel, antes que Alduide se sometiese a la dominación española. El día del ataque de la Banca murió o le mataron, a Isidro de Aldalurra, vecino de Zuaztoy en Azpilicueta. 

Algún tiempo antes de dicho día 24 de julio mataron a Juan Martín de Iribarren, vecino de Maya: Thomas de Baquedano, vecino de Errazu, poco antes o después tuvo igual suerte. El mismo día 24 de Julio, fueron muertos Juan, y Pedro Josef Linzuain Miguelicorena, padre e hijo, dueños de Salaberria de Errazu, Juan Thomas de Latadi, dueño de Echetoa de Oronoz: Francisco, alias Ezpain de Arraioz, y Juana Maria de Arguinarena, dueña de Dorrarena de la Banca, fueron prisioneros Jaime de Larrachea, Juan Josef de Elizalde, Juan de Plaza, Juan Bautista de Barreneche, Fermín de Urdaniz, Juan Miguel de Mortalena, y Josef de Irungaray, todos de Lecaroz. Juan Francisco de Yturralde vecino de Arraioz, un hijo de la casa de Gamiochipia de Irurita. El casero de la casa de Archeberrorena de Elizondo, el criado de la casa de Margaritarena del mismo, y el de la de Gaztelua de Elvetea, que todos iban de bagaje el expresado día, conduciendo las municiones, cuyos Prisioneros, que en todo componían doce hombres, fueron canjeados cosa de tres meses después, con otros tantos baigorrianos, que nosotros teníamos en la misma calidad de prisioneros. Subsistían en el día en Francia los tres mozos de Errazu, cogidos cuando la sorpresa del reducto de Larzabal, y son los hijos de Yturraldea, Mariscorena, y Echeberria de Gorostapolo, y dos pastores del mismo pueblo, que antes llevaron los franceses.

El día 3 de Junio de 94 en que atacaron los enemigos, y recobraron a Verderiz nos llevaron a León Pélope de Maritorena, Juan de Nicolaurena y a Juan Bautisa de Inda, vecino y naturales de Lecaroz, un habitante de Elizondo llamado Diego, un hijo de la casa de Jaimerena del mismo lugar, uno de Oronoz, con otros tres más, dos de ellos del mismo pueblo, y el tercero ignoro de cual. Y el dicho día 24 de julio llevaron de las avanzadas al dueño de la casa de Aldecoa de Ziga, y al de la de Arguinarena de Gorostapolo, y todos estos sujetos también se mantienen prisioneros, menos el ultimo que ahora poco vino de Francia. 

La suerte, que tuvieron el Valle de Baztan, y la villa de Maya, el referido día 24 de Julio, acarreó a sus gentes, a mas de la pérdida de sus casas, y vienes muy fatales consecuencias. Emigraron de resulta de la entrada del enemigo, cosa de seis o siete mil almas de ambos sexos, y de todas edades, se refugiaron de pronto, en numero crecido en los valles, y pueblos más inmediatos, después de pasar los montes comúnmente llamados de Velate, y otros muchos, continuaron hasta esta ciudad de Pamplona, y a otras poblaciones del interior. Aunque sus desgracias, y la precisión, que tenían de amparo, los hacia dignos merecedores de ser tratados benignamente, y recibidos con amor, y caridad, experimentaron en la mayor parte, todo género de baldones, ultrajes, y tiranías.

No se ha librado el clero del Valle, y Maya de experimentar también por su parte alguna extraordinaria violencia. A luego que se refugiaron a esta ciudad, a resulta del ataque y ocupación de aquel país, sin embargo del justo motivo que les obligó a buscar este asilo; se hallaron con la impensada novedad de haber mandado su superior ordinario, por un edicto público, que no se les permitiese celebrar el santo sacrificio de la misa sin su licencia especial, lo que les precisó a renovar las que tenían de antes, y subsistían en pie. Pasado largo tiempo, fueron interpelados los párrocos por el provisor, en vida del Itmo obispo ultimo de esta Diócesis, para que diesen por éxito, las causas, por qué se mantenían ausentes de sus respectivas parroquias, con lo que cumplieron puntualmente y habiendo sobrevenido a su Ilustrísima. 

Ahora también han traído un baztanes, o unos baztaneses, cuando para uno, que haya sucedido de aquel Valle, lo menos veinte eran de otros valles, y pueblos. En un gran número semejante de prisiones cogidos por sospecha de espía, no se ha encontrado culpado a ningún baztanes; uno de fuera de él ha sido castigado con pena capital, y dos, el uno natural de Urdax, o Zugarramurdi, y otro de Alduide, se teme tengan igual suerte:. Ni se probará, que ni un solo paisano del valle haya hecho la villanía de tomar la arma a favor de los franceses, y contra sus compatriotas; y es constante , y evidentemente cierto que una gran parte del ejercito contrario, el dicho día del ataque 24 de julio, se componía de los baigorrianos, y de otros pueblos de Labort, y que vinieron vestidos con el traje regular, que acostumbran llevar en su país, que eran los que no menos guerreaban , y como veían los nuestros, la similitud del vestuario de los baztaneses, levantaron la falsedad insinuada de que estos hicieron un cuerpo con los enemigos. 

A muy breve tiempo después de la emigración, empezaron a manifestarse otras resultas no mejores, que en parte obligaron a olvidar lo pasado por muchos baztaneses, y de los demás pueblos ocupados por los enemigos empezaron a enfermarse, descubriendo los efectos del susto, cansancio, revolución de humores, y otros trabajos que tenían padecidos, y experimentaban en la actualidad, y a morir la mayor parte de los que adolecían, y habiendo proseguido con incremento hasta el presente, ha fallecido considerable número, de modo que en el día faltará más que la tercera parte, y cerca de la mitad de la gente, a cuya excesiva mortandad, no habrá dejado de contribuir mucho la indigencia de los más para sustentarse, y abrigarse debidamente, la novedad de la falta de camas, los cubiertos incómodos, y los grandes fríos, y humedades del invierno último, que lo ha sido muy rígido, habiendo vivido antes en sus casas, socorridos de buenas camas, lumbre, y demás utensilios indispensables para la vida humana. 

De resulta de la ocupación de Baztan, Maya, Vertizarana, Santesteban de Lerin, y de los demás pueblos de Navarra, y Guipúzcoa en los meses de julio, y agosto de 1794, como queda expresado, lograron los enemigos posiciones muy más ventajosas, que las que tenían hasta entonces, para proporcionar, y conseguir nuevas conquistas, y así el día 16 de octubre del mismo año, dieron en toda la línea de este reino, otro ataque con todas sus fuerzas, logrando apoderarse de las dos reales fábricas de municiones de Orbaiceta, y Eugui, de los pueblos de Roncesvalles Burguete, Espinal, valles de Erro y Esteribar, villas de Lanz, y Ostiz, valles de Ulzama, Anué y de otros pueblos, y valles. En el punto de Lecumberri mandaba el teniente general Don Josef de Urrutia, quien después de haber contenido al enemigo, superior en fuerzas por algunas horas, tuvo que replegarse a otro pueblo de más acá. En Ulzama mandaba el Mariscal de Campo Don Gaspar Paternó, y en Lanz, el teniente general Don Francisco Orcasitas. 

Ya se deja dicho, que muchos de los emigrados de Baztan, y Maya, con motivo del ataque, y ocupación de 24 de julio, se ampararon en el valle de Ulzama, y en otros valles, y pueblos más inmediatos, y subsistiendo en ellos , cuando se verificó el del día 16 de octubre experimentaron la nueva desgracia de caer en manos de los enemigos, una gran parte, con sus muebles, y porciones de ganado, viéndose, de este modo, como esclavizados, entre los vencedores , sin arbitrio para fugar, con reserva de sus efectos, y llegada la estación de la recolección del fruto de maíz, que dejaron sembrado en sus heredades, consumidos ya los más, sus pocos haberes para atender a su ulterior manutención, finalizado el verano, y tiempo de emplearse en los trabajos, para ganar con que sustentarse, previsión consiguiente del aumento de sus trabajos, y miserias, les impulsó, juntamente con otras varias consideraciones, a retirarse a sus hogares, a muchos vecinos, habitantes, y moradores, y así pasaron a aquel país, pero otros quedaron sin tomar esta resolución. Han regresado también después acá en varios tiempos, y especialmente en la estación presente, que es la de sembrar el maíz. 

Desde la expresada retirada, permanecen en los mismos puestos, y se sabe con seguridad, que durante el invierno han padecido una enfermedad, y mortandad muy considerable, de modo que según confesión echa a un vecino de Baztan por uno de los principales del ejercito francés, ascendían a veinte y dos mil hombres, los que faltaban en toda la línea de Navarra, y Guipúzcoa, desde la dicha retirada. 

Cuando conquistaron los franceses aquel pueblo, emigraron muchas personas, y algunas familias de él a Baztan, y de resulta de haber ocupado los mismos este valle, los peores para robar los bienes, y ganados de sus vecinos fueron los tales adéudanos, y se sabe que posteriormente han continuado en los propios excesos, así en Baztan, como en otras partes de este reino, y que en ninguna parte de la montaña, hay tanto ganado como en Alduide, y todo adquirido por el insinuado indebido medio. Y que haciendo un cuerpo con los enemigos no tenemos peores contrarios que ellos; pero deben aceptarse de esta clase algunos pocos, que constantemente se mantienen emigrados, y la poca gente que compone la compañía de los voluntarios de dicho pueblo

Los baigorrianos han dado también nuevas pruebas de su perversa conducta, pues han ejecutado muchos robos, y otros excesos en los pueblos conquistados uniéndose en cuadrillas, y dispersándose en caminos, caseríos, y bordas, y los mismos han robado, y muerto a puñaladas a Thomas de Iribarren dueño de la casa de Echetoa de Arizcun, en el puesto llamado Orobidea. Los lugares de Zilbeti e Yragui, y varias bordas, y casas del valle de Erro, han saqueado, y llevado grandes porciones de ganado, y muebles, y no se ignora, que estos excesos han ejecutado por solo su antojo, y particular provecho, hasta hoy 28 de abril de 1795. 

Arizcun 10 de Agosto de 1795
Aurelio Gutiérrez Martin

sábado, 11 de mayo de 2013

DISCURSO INAUGURACIÓN CENTRO REPUBLICANO DE BERA


El 13 de febrero del año 1932, el semanario republicano “La República”, publicaba el discurso que el Sr. Castrillón pronunció en la inauguración del Centro Republicano de Bera. 

Ciudadanos: 

En nombre Unión Republicana de Zarauz, saludo a los correligionarios de Vera de Bidasoa y a las dignas representaciones que con su presencia contribuyen al mayor esplendor de este acto; os hablo poseído de gran entusiasmo al ver triunfantes los ideales de toda vida, republicano convencido, asisto con emoción al resurgir de esta España nueva, ¡de mi querida España! Y quiero tributar un aplauso a los hombres que con su abnegación y sacrificio nos trajeron esta grande y ejemplar República, a lo que contribuyeron en grado considerable el elemento obrero y el elemento escolar, los estudiantes. 

¿Pero quien es el nuevo educador de esta nueva generación? ¡el maestro! Figura para su excelsa que no encuentro palabras en mi escaso vocabulario para ponderarla como se merece, ahora bien, se impone la selección entre los nuestros dignos y los otros, y entre los mejores, voy a citar dos; el señor Maestro Nacional de la villa de Orio, don Luís Mahare, y el señor maestro Nacional de la villa de Ezquioga don Epifanio Romero, abnegados y valientes defensores de la república, que merecen el afecto y consideración de todo buen republicano, por el hecho de ser de los paladines de la democracia en pueblos de las condiciones de Orio y Ezquioga, donde impera el clericalismo cerril e intransigente de estas gentes, que siempre han tratado al Maestro como si fuera carne en que saciar sus apetitos, siempre innobles, y han sido la causa por la que siempre se haya considerado a los Maestros, con menosprecio, cuando en cada pueblo, la persona más dignificada, enaltecida y respetada, ha sido precisamente el Maestro. 

Y esto ha sucedido porque aunque la mayoría de ellos, siempre han sido dignos, han tenido que sufrir las humillaciones que acarreaban el servilismo y poca dignidad de algunos compañeros, que al llegar a un pueblo, lo primero que hacían era someterse al cura y ser serviles a sus caprichos, por el egoísmo de captarse las simpatías de la gente clerical, sin pensar que para ello, ponían su dignidad profesional como un pingajo bajo la zapatilla del cura y sus satélites, cuando la mayor dignidad de las naciones ha correspondido siempre a los Maestros 

Y esto sucedía antes con la Monarquía, también ahora los hay indignos y serviles, que conducen todas las semanas un día a los niños a la doctrina cristiana, y para mayor desdoro de ellos, esto lo hacen durante las horas de clase. Estos Maestros, no han tenido más que estómago, y se ha limitado a tener contentos a Curas y caciques. 

Si un Maestro como particular, quiere comulgar todos los días y oír misa cada dos horas, a nadie le importa nada; pero, dentro de las horas de clase tiene sus obligaciones para con los niños, en la calle si sus padres quieren que los niños vayan a la doctrina, que los lleven ellos, los Curas o el sacristán, nunca los Maestros. 

Maestros vascos, uníos; y luchar a brazo partido como los ciudadanos Mahare y Romero, contra la reacción ensotanada y sus acólitos, que quieren mantener en la ignorancia el porvenir de la Nación, que es el niño. En Vasconia es más necesaria la unión del Magisterio para luchar encarnecidamente como un solo hombre, con una sola voluntad, porque aquí en Euskadi tenéis el enemigo más potente y poderoso contra la escuela laica, que es el clero. 

Hay en este país vasco, digno de mejor suerte, una inmensa horda de trogloditas que han iniciado una campaña contra el maestro que ejerce su profesión en Vasconia, fiel cumplidor de las órdenes gubernamentales, los cuales, amparados en el triunfo electoral ficticio de los”karkas” upetistas y alfonsinos, pretenden alejar de Euskadi a todo Maestro castellano; mejor dicho, a todo funcionario castellano. 

¿Quieren decirme estos señores de ultratumba en que pena ha incurrido el Magisterio de Guipúzcoa por haber retirado de las Escuelas los crucifijos, con el debido respeto, como puede atestiguarse, para que estos vetustos y carcomidos paladines que patrocinaban en la prensa derechista la mencionada campaña contra el Magisterio se ensañen con los Maestros? 

En un país que ha ardido por los cuatro costados en la más espantosa de las guerras civiles, por la intolerancia religiosa, y que por esa misma montaraz intolerancia, están dispuestos a provocar de nuevo la lucha fraticida, no tienen derecho los que levantan bandera de rebeldía a manchar con sus espúreos labios la palabra” paz” que tan bien sonaba en los purísimos labios de Jesucristo. 

Es inútil lo que hagáis repugnantes sabandijas, la Escuela laica se implantará en la región vasco-navarra como se implantará en Cataluña, como se implantará en todas aquellas regiones que al abrigo de la madre República quieran adquirir personalidad de niñitas mayores y bien educadas. No se expulsó de España al más ladrón de los Borbones para volver a los tiempos de Ignacio de Loyola. 

Los Maestros españoles, los Maestros guipuzcoanos, seréis siempre celosos defensores (como lo habéis sido siempre) de las órdenes emanadas de la superioridad, y contribuiréis en la medida superada de vuestras fuerzas a limpiar este país de tanto escarabajo como en él pulula. 

No puedo menos de abogar por la Escuela única y laica y ensalzar la labor de Marcelino Domingo y Rodolfo Llopis, el porvenir de la República y del progreso, está cimentando en la educación de los niños. 

¡Viva Vera de Bidasoa! ¡Viva la República Española! ¡Viva España Republicana! 

Aurelio Gutiérrez Martín.