En
la revista “Berako Oihua” correspondiente al año 1979, revista
que se publica en Bera todos los años coincidiendo con sus fiestas
patronales, el desaparecido escritor Julio Caro Baroja terminaba su
habitual colaboración de historia local, con una despedida en la que
dejaba pendiente para la siguiente aparición de la revista, los
relatos y acontecimientos de la entrada en Bera del Pretendiente a
rey de los carlistas Carlos VII. Acontecimientos que supusieron el
comienzo de la tercera carlista.
Este
artículo pretende relatar dichos acontecimientos, no solo de su
entrada en Bera el 2 de mayo de 1872, sino también el antes y
después de dicha fecha. Alargándola poco más allá del 4 de mayo
de dicho año, cuando el Pretendiente sufrió una severa derrota en
Orokieta, debiendo por ello retornar a Francia, dando así por
terminada su aventura y amago de levantamiento militar.
En
lo que respecta al comienzo de la 3ª guerra carlista, algunos
autores dan como buena la fecha citada del 2 de mayo de 1872, pero
para otros la correcta sería la de julio de 1873, coincidiendo a su
vez con la entrada de Carlos VII por Elizondo a España. Sea como
fuera, en esta segunda fecha, y más concretamente el 10 de julio,
desde Bera huye Manuel Ignacio Santa Cruz Loidi, el cura Santa Cruz,
con lo que, una vez más, este pueblo fronterizo aparece en ese cruce
de caminos de los acontecimientos bélicos con los que
desgraciadamente le regaló la historia.
Ahora
bien, a efectos de pagos y liquidaciones de suministros, la Real
Junta Gubernativa de Navarra del Ejercito Real, emitió en Estella el
17 de febrero de 1874 una circular de abono de gastos por efectos de
la guerra, como fecha del comienzo de la contienda el 21 de abril de
1872.
Desde
comienzos del año 1872, era un secreto a voces que se estaban dando
todos los preparativos para un alzamiento armado carlista en el
territorio español, pero no fue hasta abril de dicho año cuando los
rumores empezaron a cobrar forma. La agitación política que se
vivía entonces era el preludio de una guerra civil.
Así,
desde Pamplona el comandante de Carabineros de Navarra con fecha de
22 de abril manda una circular a los pueblos fronterizos para “que
en vista del movimiento de carlistas inmigrantes en la frontera se le
notifique inmediatamente cualquier novedad al respecto, así mismo
notifica que la frontera se reforzará con más carabineros y guardia
civil”.
Por los
datos y partes existentes, se puede seguir el relato de aquellos
días, y así se establecen comunicaciones al coronel de carabineros
con sede en Etxalar, en las que se comenta “que
el día 23 de abril, y de madrugada una partida de gente armada
atraviesa la villa de Bera disparando tiros a los carabineros que les
dieron el alto. Aquellos pasan por el puente San Miguel con la
intención de dirigirse a Lesaka y Guipúzcoa.”
Ante estos
acontecimientos y en vista de que en ese día se está avistando
gente armada por el monte Larun, se emite una orden para “que
en los pueblos cercanos a la frontera se haga un control de las armas
existentes, a lo que en Bera responden la mayoría de los caseríos
de no hacer entrega de las armas (escopetas), para poderse defender
mejor de los malhechores”.
Posteriormente
y ante el peligro que podía suponer que las fuerzas carlistas se
hicieran cargo de las armas, y por orden del Jefe de Brigada Primo de
Rivera, “se ordena y manda un oficial
comisionado para recoger todas las escopetas de los habitantes de
Bera”.
El 1 de
mayo, y por la carretera de Pamplona, y dirección a Etxalar, “se
notifica que entre 1.500 a 2.000 hombres al grito de ¡Carlos! y al
mando del general Rada, entran en el pueblo pidiendo mil raciones de
comida. Se informa que aunque algunos van bien armados y con
monturas, la mayoría están sin armas.”
En la
madrugada del 2 de mayo, Don Carlos, acompañado por su secretario
militar Artajona y sirvientes, y sin tener conocimiento Don
Eustaquio Díaz de Rada, Jefe de Operaciones en las Vascongadas y
Navarra carlista, pasa a España por Bera atravesando el monte
Larun. Antes de su aparición en la Villa descansa en el caserío
Artalurta, que desde entonces también se le conocería como Carlos
Chapa.
Al
mediodía entra en el pueblo fronterizo, donde le estaba esperando el
general Rada, por cierto con bastante desagrado, al no haber seguido
sus indicaciones de permanecer en Francia hasta nueva orden. Rada
consideraba un error su entrada prematura en España sin un ejército
que le diera la cobertura necesaria. Y razón no le faltaba, visto lo
sucedido en Orokieta. El Pretendiente realiza un pequeño descanso en
la casa Lazarobaita, para posteriormente, y acompañado de unos
2.000 hombres, abandonar el pueblo.
Con esta
partida, y al llamamiento carlista, abandonaron el pueblo los
siguientes vecinos de la villa: Fco Mª Acha, Ildelfonso Larumbe,
Nicolás Labrocena, José Mª Arocena, Bruno Iraizoz, Toribio Garde,
Francisco Olaechea, Jacinto Olaechea y Félix Larumbe, los cuales,
después del desastre de Orokieta, fueron indultados. Entre estos, es
de destacar el caso de Bruno Iraizoz, que se convirtió en el mayor
proveedor de carne del Regimiento Luchana, y que perteneciendo a las
reservas, en la llamada a filas en enero del año 1874 no se
incorporó al Ejercito Real.
De los
hechos narrados del día 2 de mayo se emiten dos comunicados, uno al
Jefe de la Columna de Operaciones que decía:
“A
la una de la tarde de hoy ha regresado a esta villa la fuerza
carlista que esta mañana ha salido vitoreando a Carlos Mª, y con
este a la cabeza y acompañado de 12 individuos de la servidumbre, y
después de descansar un rato han partido con toda la fuerza por el
camino del monte que queda entre Lesaka y Guipúzcoa, lo que
participo a usted para lo que le convenga”. Vera 2 de mayo de
1:872, a las 3 de la tarde”.
El
segundo se emite al Gobernador de Navarra, y dice lo siguiente:
“A
la una de la tarde de hoy ha entrado en esta villa de la frontera de
Francia, el nombrado Carlos Mª, acompañado de 12 personas de la
servidumbre y de la fuerza carlista de unos 2.000 hombres al mando
del General Rada y Aguirre, que anoche se presentaron aquí y han
salido esta mañana hacia la frontera según ha participado el Jefe
de la Columna de Operaciones, lo que comunicamos a usted para lo que
crea conveniente. Vera 2 de mayo de 1.872”.
Don
Carlos Mª, con mucho entusiasmo pero sin armamento, recogiendo a
cientos de jóvenes llamados por sus ideales carlistas, se dirigió
hacia Orokieta y Elzaburu, donde le esperaban varios generales, entre
ellos Ollo. El día de 4 de mayo el General Moriones, jefe militar de
las fuerzas liberales, fuertemente armado y con gran artillería
derrotó este alzamiento militar, haciendo prisioneros a cerca de un
millar de voluntarios carlistas. Este desastre militar pudo tener
unas consecuencias terribles para los seguidores carlistas, puesto
que el propio Don Carlos estuvo a punto de perder la vida en su
atrevimiento. Se cuenta que abandonó Ulzama a galope, internándose
en Francia a través de Alduides el 5 de mayo.
La
consecuencia de esta batalla trajo consigo que en los pueblos de la
montaña Navarra se ejerciera un mayor control fronterizo,
estableciéndose en las mugas diferentes destacamentos de militares
liberales. La más importante en la Villa de Bera fue la del
Regimiento Luchana, que permaneció a lo largo del año en curso, y
donde según una orden del Jefe de aprovisionamiento Julián García,
“toda la carne, vino y pan, sustento de la
guarnición en Endarlatsa y en el interior de Vera lo aporten entre
los ayuntamientos de Vera y Lesaca, en la forma que ellos crean.”
Las
consecuencias del desastre de Orokieta se recogen en abundantes
testimonios de los carabineros de la frontera, testimonios que debían
de remitir, en el caso de Bera al ayuntamiento, donde el alcalde J.
Martinez de Morentín a su vez les daba el curso oficial. Éste en
sus comunicados, y en vista de la extensión del monte Larun, debía
de notificar al Jefe de Carabineros, cada vez que había movimiento
de carlistas, el mojón más próximo de su avistamiento.
Los
puestos de vigilancia durante el mes de mayo y junio se colocaron
principalmente en el mojón 23, situado en la parte superior del
caserío Marcosenborda, en Tximista, en la borda de Errandonea, en
Alzate y en el puente San Miguel, dando la orden a los habitantes de
los caseríos de informar todo movimiento de personas extrañas.
Desde estos puntos se informaba diariamente del movimiento de
carlistas que en retirada pasaban a Francia, produciéndose en
algunos casos con enfrentamientos armados entre los carabineros y los
huidos.
Por
último y en lo que respecta a estos hechos, el 20 de mayo se
informa, “que en Alzate se presentan dos
carlistas armados que piden 2 kilos de carne, 2 de pan, y 3 litros de
vino y que en la frontera hay 8 más, acudiendo en su búsqueda 20
carabineros. A su vez que no han salido del pueblo paisanos para
apoyar a los carlistas”.
No teniéndose a partir de esa fecha información de movimiento
carlista armado en la zona.
Afortunadamente
en Bera se cuenta con la suficiente información escrita de los
hechos ocurridos en la fecha del 2 de mayo 1872, sobre todo gracias
al mantenimiento y conservación de la documentación de la época.
Agradecer la facilidad y amabilidad mostrada de los que han hecho
posible, para que aquello que la ausencia de Julio Caro Baroja dejó
pendiente, hoy pueda ver la luz.
Aurelio Gutiérrez Martín
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