sábado, 24 de marzo de 2012

INTRODUCCIÓN DEL CULTIVO DEL MAÍZ, DIFICULTADES DE LAS FERRERÍAS Y PROCESO DE AGRICOLIZACIÓN.




La introducción del cultivo del maíz a principios del siglo XVII posibilitó un proceso de agricolización de la economía de la zona, obligado, por otra parte, por las dificultades que atravesaron las ferrerías. Un proceso emprendido en 1634 por la villa de Igantzi lo ilustra perfectamente. El motivo era la petición al Real Consejo de Navarra por parte de la mayoría de los vecinos “para que se les diera licencia y permiso para rozar y labrar algunas tierras en los terrenos y jurisdicción de la dicha villa por quanto las errerías de los términos de la dicha villa avían cesado y faltando montes y materiales de mena donde se entretenían y ocupaban los vezinos y habitantes de la dicha villa y sacaban su vida, entretenimiento y sustento para comer y otras cosas”1. En la argumentación del procurador se habla de la reducida superficie agrícola d ella localidad: teniendo sesenta vecinos propietarios y 20 inquilinos habitantes, “de los dichos vezinos beinte de ellos no tienen un almud de tierra que computada a dos manos no bienen a tener cada uno de ellos uno con otro a quatro robadas y es de manera que en la dicha villa no se alla ni seys vezinos que tengan la tierra que les baste para sembrar y no ay nadie que pueda dar en arrendazion a otro vezino la tierra para sembrar por lo que se coje muy poco trigo en la dicha villa y es de manera que la mayor parte del año comen pan de acarreo trayendolo de francia, de la probincia de guipuzcoa y otras partes con mucha descomodidad u quando ay falta de la provincia padecen mucha necesidad”2. Por otra parte, al decir de varios testigos, en otros pueblos circunvecinos se estaban efectuando roturas3.

A lo largo del siglo XVII y de las primera décadas del siglo XVIII, la situación de sector siderúrgico fue empeorando a causa de la pérdida de mercados por el descenso de la demanda castellana y colonial y la presencia de duros competidores como el hierro sueco. Hacia 1665, tres ferrerías de Bera (las de Osinola, Olaberria y Marzadia) estaban “paradas y derruida mucha parte dellas”, intentando sintomáticamente el municipio construir molinos en sus solares4. Por otra parte, en 1653 Martín de Vicuña, dueño del Palacio y de las Ferrerías mayor y menor de Araníbar en Arantza, cargaba 500 ducados de censo sobre sus bienes porque la ferrería se encontraba “parada sin labrar fierro respecto de ciertas obras e instrumentos que faltan de hacer en ella y en especial la presa della y para hacer aquellas se hallan ynposibilitados y con necesidad de cantidades”. Las dificultades de años después prueban lo fallido de la inversión y el mal momento de la industria en cuanto que la conservación del solar dependía de la marcha “de las dichas herrerías y que destruyéndose aquéllas venía totalmente a perderse”5. La decandencia de las fererías forzó la compra de algunas de ellas por parte de los ayuntamientos en un intento de mantener la oferta de trabajo que provenía de ese sector. Hacia 1647 la villa de Bera adquirió por 400 ducados la mitad de la ferrería “llamada Hossinola” que había sido destruída en la última guerra contra los franceses6 y en 1689 en villa de Lesaka compraba la de Biurgaray por 960 ducados7. En una entrada posterior examinaremos la crisis de las ferrerías de la zona a la luz de los arriendos de las ferrerías municipales de Lesaka.

Fernando Mikelarena.

1Archivo General de Navarra, Real Consejo, Procesos, Legajo 3172 (1636), Carpeta 2, folio 1.
2Ibidem, folio 15.
3Ibidem, folios 58-58v.
4Archivo General de Navarra, Real Consejo, Procesos, Legajo 2143 (1667), Carpeta 1, folio 12.
5Archivo General de Navarra, Roncesvalles, Legajo 6, Documento 206.
6Archivo General de Navarra, Real Consejo, Procesos, Legajo 3052 (1654), Carpeta 42, folio 1.
7Archivo General de Navarra, Real Consejo, Procesos, Legajo 2027 (1680), Carpeta 12, folio 1.

sábado, 17 de marzo de 2012

LA DISLOCACIÓN DE LA ECONOMÍA DE LA ZONA A FINALES DEL SIGLO XVI.



Entre 1427 y 1553, años para los que disponemos de documentos que nos informan del número de familias (fuegos) que había en la zona, los valles cantábricos del noroeste de Navarra incrementaron considerablemente su población. En Malda Erreka se pasó de 158 fuegos en la primera fecha a 386 en la segunda; en Bertizarana, de 32 a 96; en Basaburúa Menor, de 193 a 535; y en Baztán, de 223 a 5081. Aunque no disponemos de datos de Bortziriak, un testimonio fechado en 1547 afirma que en 1482 Lesaka “asta ochenta o cient vecinos y no más”2, cantidad muy inferior a los 264 fuegos de los que habla para dicha localidad el apeo de 1553. Ese incremento no surgió independientemente de unas bases agrícolas en cuanto que se calculaba que “los frutos y rentas decimales por razón del dicho augmento han crecido y se an augmentado quatro tantos más de lo que a la sazón eran” sesenta años3.

A pesar de que la escasez documental imposibilita la realización de una reconstrucción exacta, todo parece indicar que en las últimas décadas del Quinientos esta economía sufrió una dislocación. Como muestra elocuente de ello, la parroquia de Elizondo en el valle de Baztán atestigua una disminución continuada del número de bautizados decenales entre 1570 y 15994. Asimismo, en Lesaka, los 519 bautizados de la década 1570-1579, que muy posiblemente constituyó el culmen de la expansión secular del siglo XVI, sólo serán sobrepasados con regularidad a partir de 1720-1729.

Las motivaciones esenciales de la recesión de finales del siglo XVI se relacionan con la crisis siderúrgica, las malas cosechas y las epidemias. Aunque no he conseguido ninguna noticia concreta sobre nuestra zona, la crisis de la manufactura, ocasionada en última instancia por la menor concurrencia en el mercado debida al alza de precios y salarios y por la crisis general del momento, se documenta en espacios cercanos como el valle del Urumea, donde para 1619 se cierran catorce de las veinte ferrerías existentes5, u Oiartzun, donde también se registran dificultades6. Posiblemente, en relación con ello, hacia 1587, los guipuzcoanos trataron de poner trabas a la entrada de hierro navarro7. Respecto a las malas cosechas, en Hernani se consignan problemas de abastecimiento de grano en 1585, 1592, 1595 y 15978. Por último, existen informaciones sobre la presencia de la epidemia de peste de 1597-1601 en localidades guipuzcoanas vecinas9, así como en Pamplona10. Además, en Elizondo, el número de defunciones aumentó en la última década del siglo11 y en Lesaka, en 1600, año en que comienzan a anotarse partidas de defunciones, fallecieron 61 adultos, cifra que no será superada en ningún otro añpo del siglo XVII.

Dentro de todo este contexto de recesión demográfica y económica, la introducción del cultivo del maíz vendría a desempeñar un papel activador en nuestra zona a partir de 1615-1620.

Fernando Mikelarena


1 Los datos están tomados de A. Floristán Imízcoz, “Evolución de la población de Navarra en el siglo XVII”, Príncipe de Viana, 1985, 174, p. 217.
2 Citado en J. C. Jiménez de Aberasturi, “Aproximación a la historia de la comarca del Bidasoa”, Príncipe de Viana, 1980, 160-161, p. 309.
3Citado en J. Caro Baroja, De la vida rural vasca, San Sebastián, Txertoa, 1974, p. 95.
4A. Arizcun Cela, Economía y sociedad de un valle pirenaico del Antiguo Régimen. Baztán, 1600-1850, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988, pp. 70-71.
5M. L. Soria, Los hombres y los bienes de la villa de Hernani entre 1585 y 1650, Hernani, 1982.
6M. Lucuona, Del Oyarzun antiguo, San Sebastián, 1959.
7 F. Idoate, Notas para el estudio de la economía navarra y de su contribución a la Real Hacienda, Pamplona, 1960, p. 51.
8M. L. Soria, op. cit., pp. 152-153.
9 J. R. Cruz Mundet, El mal que al presente corre: Gipuzkoa y la peste (1597-1600), Donostia-San Sebastián : Kutxa Fundazioa = Fundación Kutxa, 2003.
10 I. Baleztena, “Relación de la peste de esta ciudad de Pamplona del año 1599”, Príncipe de Viana, 1946, 22; E. Orta Rubio, “Nuevas aportaciones al estudio de las pestes en navarra. I. La epidemia de 1597-1602”, Príncipe de Viana, 1980, 158-159.
11A. Arizcun Cela, op. cit., p. 72.

domingo, 11 de marzo de 2012

LA ECONOMÍA DE LA ZONA ANTES DE LA INTRODUCCIÓN DEL CULTIVO DEL MAÍZ.



Con anterioridad a la introducción del cultivo del maíz, a principios del siglo XVII, la economía de la zona se caracterizaba por una agricultura pobre que era compensada por una dedicación ganadera medianamente intensa y con una corriente emigratoria estructural fomentada por la limitada elasticidad de la oferta de trabajo y por el régimen de heredero único. Con todo, hay que subrayar que en algunas localidades existían ferrerías que producían, sobre todo, tochos de hierro sin labrar que eran exportados hacia el exterior. Como veremos, allí donde había ferrerías, se constata menores cantidades de tierra cultivada por habitante.

Según una relación de las ferrerías que figura en el Libro de Tesorería de 1562 del Tesorero Miguel de Solchaga, reproducida por Idoate1, en la zona se localizaban las 31 ferrerías que existían en Navarra. Catorce de ellas se ubicaban en Bortziriak: cuatro en Bera (Mercadia, Xenicola, Husuna y Olaberria), cinco en Lesaka (Endarlaza, Bereau, Biurrana, Endara y Ercazti), tres en Arantza (Aranibar, Yguereta e Ybarrola) y dos en Igantzi (Berrizaun de Yuso y Berrizaun de Suso). Las 17 restantes se situaban en Leitza (Ibero, Urdinola, Rezuma, Hurbieta, Ynurrista y Astibia), Goizueta (Arambide, Articuza, Goizarin, Elama, Cibola, Alduncin y Olazarreta), Areso (Olaberria) y Eratsun (Zumarrista, Asura y Ollín). Para los siglos anteriores disponemos de relaciones similares que hablan de la existencia en la segunda mitad del siglo XIV y en la primera mitad del siglo XV de un número similar de ferrerías en las mismas localidades2. El hierro que producían se exportaba preferentemente hacia la misma Navarra y hacía “Guipúzcoa, de donde pasaba a Sevilla e Indias, Inglaterra, Flandes y puertos de Francia”3. Ese comercio se veía facilitado por un convenio de 1535 entre los ferrones y la Hacienda real según el cual el hierro podía ser exportado libremente a Guipúzcoa y Francia a cambio sólo del pago de 15 ducados anuales en concepto de leznas por parte de las ferrerías4. Como veremos algún otro día, la importancia de las ferrerías venía dada más que por el trabajo directo que suponían, por todos los empleos indirectos que generaban en la confeción de carbón vegetal, en la extracción de mineral de hierro y en el transporte de mercancías.

Tal y como se puede ver en el Cuadro, en Baztán, donde no había ferrerías, la superficie cultivada de cereal y la cabaña ganadera de vacuno y de lanar era sustancialmente más elevada que en Bortziriak, Malda Erreka y Basaburúa, que se movían en niveles bastante más parecidos de riqueza agrícola y de ganado por estar estas zonas más vinculadas con aquella industria siderúrgica tradicional.

CUADRO: RIQUEZA AGRÍCOLA Y PECUARIA POR UNIDAD DE PROPIEDAD A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII.


Tierra Cereal (Hectáreas)
Ganado Vacuno (Cabezas)
Ganado Lanar (Cabezas)
Bortziriak
0,25
4,2
22,2
Malda Erreka
0,24
2,8
18,9
Basaburúa Menor
0,29
3,8
15,4
Baztán
0,67
6,8
35,3

FUENTE: Valoraciones de bienes muebles y raíces del ganado mayor y menor de 1607-1613 de los diferentes pueblos. Archivo General de Navarra, Archivo de la Cámara de Comptos, Sección 5ª, Papeles, Valoraciones de bienes muebles. Elaboración propia.

Por otra parte, la magnitud del estructural flujo emigratorio puede cuantificarse a través de dos matrículas de las personas que se habían confesado y que habían comulgado en Bera en 1613 y en Ezkurra en 1616. Si pensamos que, de no haber emigración masculina, el número de hombres debía ser similar al de mujeres, del hecho que en Bera hubiera 66,7 de aquéllos por cada cien de éstas y en Ezkurra 80,2, se infiere que muchos individuos de sexo masculino abandonaban la zona.

Un testimonio que refleja muy bien lo que estamos diciendo es la descripción que se hacía de la localidad de Lesaka en 1499 en la respuesta de los reyes de Navarra a le petición de los vecinos de localidad para que se les concediera privilegio de feria y mercado. En ella se decía “que la dicha villa está asentada en parte muy estéril y no cogen pan ni vino y de necesidad para los pobladores y gente que en ella residen an de vivir mediante trato e yendo a buscar la vida fuera del Reyno de manera que la conserbación de la población de dicha villa es dificultosa, sino por mucha industria”5. Asimismo, para otros pueblos el apeo de 1427 proporciona descripciones parecidas. En Etxalar se decía “que quando Dios le sguía que cogen pan e mijo et pomada, uno con otro para una provisión de medio aino y viven sobre su poca labranza e sobre sus pocos ganados granados e menudos que han et viven con gran travaillo con su mulatería en afazer e carrear carvón e mina”. También los de Arantza e Igantzi comentaban que su agricultura y su ganadería era muy pobre y que vivían “alogándose a las ferrerías a fazer et carrear carvón e mina”.

Fernando Mikelarena.

1 F. Idoate, Notas para el estudio de la economía navarra y de su contribución a la Real Hacienda, Pamplona, 1960, p. 52.
2 J. C. Jiménez de Aberasturi, “Aproximación a la historia de la comarca del Bidasoa”, Príncipe de Viana, 1980, 160-161, pp. 316-322.
3Ibidem, p. 51.
4Archivo General de Navara, Sección de Reino, Tablas y Aduanas, Legajo 9, Carpeta 60.
5 Cita en J. C. Jiménez de Aberasturi, art. cit., p. 310.

domingo, 4 de marzo de 2012

LA EXPANSIÓN DEL CULTIVO DEL MAÍZ EN EL SIGLO XVII.




A partir de la segunda década del siglo XVII el cultivo del maíz se expandió con rapidez en nuestra comarca. Debido a la falta de series decimales, nos es imposible determinar cuantitativamente la rapidez de propagación de la nueva planta. Solo hemos logrado reunir testimonios literarios y datos puntuales que acreditan que se produjo con velocidad por su perfecta adaptación a las condiciones climáticas y físicas de la zona.

En relación con los datos que tenemos para 1630-1640, hacia 1635 el beratarra Pierres de Yturria testificaba en un proceso que “la experiencia le dice es importante se agan nuevas roturas porque en esta villa se an echo algunas de ocho años a esta parte y se recoxe trigo y maíz y mixo para el sustento con lo qual dexan de yr a Francia por grano u por lo menos tienen menos necesidad que antes”1. En Etxalar, donde según un proceso, hacia 1608-1609 sólo se diezmaba trigo y mijo2, el maíz había adquirido su importancia hacia la década de los treinta, ya que en 1637 los sembrados echados a perder por las tropas francesas era “assí de trigo como de maíz, mijo y lino”, en ese orden3.

Acerca de los años cuarenta, en 1643 en el molino de Narbarte se molía trigo, maíz y mijo4. En Lesaka en 1645 el ayuntamiento concedía terrenos comunales a vecinos “para sembrar trigo y mayz”5. En 1646 en el inventario de una vecina de Ezkurra constan “diez y seis robos de mijo, los doce de maiz y quatro de mijo menudo más veinte robos de trigo”6.

Acerca de los años cincuenta, en 1659 el viajero francés François Bertaut describía la cuenca bidasotarra como tierra de maíz.

Con todo, es posible que la expansión no fuera cronológicamente uniforme en todas las zonas, dándose con posterioridad en las zonas más interriores. En Baztán se ha comentado que la introducción del maíz habría tenido lugar en los años cuarenta7.

En 1699 la cosecha de trigo en Bera se reducía a 3.600 robos, cantidad que sobrepasa en unos mil robos la cosecha de trigo en los quinquenios 1776-1781, estimada a partir de las series de diezmos que se conservan en el archivo de la catedral de Pamplona, lo que cuantifica en sentido negativo la preponderancia que para esa época había alcanzado el maíz sobre el trigo. Hay que recordar que en los cinco pueblos de Bortziriak se cultivaban en esos años de media en cada año, según nuestros cálculos, 44.952 robos de maíz y 5.563 de maíz. O sea 6,8 veces más. Por pueblos, las producciones eran las siguientes: en Arantza, de 8.806 y de 1.299 robos; en Etxalar, de 8.546 y de 810; en Lesaka, de 11.956 y de 1.182; en Bera, de 10.680 y de 2.688; y en Igantzi, de 4.964 y de 584.

Fernando Mikelarena

1Archivo General de Navarra, Real Consejo, Procesos, Legajo 3172 (1636), Carpeta 2, folio 87.
2Archivo Diocesano de Pamplona, Huarte, 458-21.
3Archivo Diocesano de Pamplona, Olllo, 760-7.
4Archivo General de Navarra, Sección de Protocolos notariales, Notaría de Santesteban, Escribano J. Almándoz, Legajo 62, 1648, Documento sin número.
5Archivo Municipal de Lesaka, Libro de arrendaziones de esta villa desde el año de 1631 hasta el de 1652, folio 99.
6Archivo General de Navarra, Sección de Protocolos notariales, Notaría de Santesteban, Escribano P. Dolarea, Legajo 59, 1646, Documento sin número.
7A. Arizcun Cela, Economía y sociedad de un valle pirenaico del Antiguo Régimen. Baztán, 1600-1850, Pamplona, Gobierno de Navarra, 1988, 209.