Con anterioridad a la
introducción del cultivo del maíz, a principios del siglo XVII, la
economía de la zona se caracterizaba por una agricultura pobre que
era compensada por una dedicación ganadera medianamente intensa y
con una corriente emigratoria estructural fomentada por la limitada
elasticidad de la oferta de trabajo y por el régimen de heredero
único. Con todo, hay que subrayar que en algunas localidades
existían ferrerías que producían, sobre todo, tochos de hierro sin
labrar que eran exportados hacia el exterior. Como veremos, allí
donde había ferrerías, se constata menores cantidades de tierra
cultivada por habitante.
Según una relación de
las ferrerías que figura en el Libro de Tesorería de 1562 del
Tesorero Miguel de Solchaga, reproducida por Idoate1,
en la zona se localizaban las 31 ferrerías que existían en Navarra.
Catorce de ellas se ubicaban en Bortziriak: cuatro en Bera (Mercadia,
Xenicola, Husuna y Olaberria), cinco en Lesaka (Endarlaza, Bereau,
Biurrana, Endara y Ercazti), tres en Arantza (Aranibar, Yguereta e
Ybarrola) y dos en Igantzi (Berrizaun de Yuso y Berrizaun de Suso).
Las 17 restantes se situaban en Leitza (Ibero, Urdinola, Rezuma,
Hurbieta, Ynurrista y Astibia), Goizueta (Arambide, Articuza,
Goizarin, Elama, Cibola, Alduncin y Olazarreta), Areso (Olaberria) y
Eratsun (Zumarrista, Asura y Ollín). Para los siglos anteriores
disponemos de relaciones similares que hablan de la existencia en la
segunda mitad del siglo XIV y en la primera mitad del siglo XV de un
número similar de ferrerías en las mismas localidades2.
El hierro que producían se exportaba preferentemente hacia la misma
Navarra y hacía “Guipúzcoa, de donde pasaba a Sevilla e Indias,
Inglaterra, Flandes y puertos de Francia”3.
Ese comercio se veía facilitado por un convenio de 1535 entre los
ferrones y la Hacienda real según el cual el hierro podía ser
exportado libremente a Guipúzcoa y Francia a cambio sólo del pago
de 15 ducados anuales en concepto de leznas por parte de las
ferrerías4.
Como veremos algún otro día, la importancia de las ferrerías venía
dada más que por el trabajo directo que suponían, por todos los
empleos indirectos que generaban en la confeción de carbón vegetal,
en la extracción de mineral de hierro y en el transporte de
mercancías.
Tal y como se puede ver
en el Cuadro, en Baztán, donde no había ferrerías, la superficie
cultivada de cereal y la cabaña ganadera de vacuno y de lanar era
sustancialmente más elevada que en Bortziriak, Malda Erreka y
Basaburúa, que se movían en niveles bastante más parecidos de
riqueza agrícola y de ganado por estar estas zonas más vinculadas
con aquella industria siderúrgica tradicional.
CUADRO: RIQUEZA AGRÍCOLA
Y PECUARIA POR UNIDAD DE PROPIEDAD A PRINCIPIOS DEL SIGLO XVII.
|
Tierra Cereal (Hectáreas)
|
Ganado Vacuno (Cabezas)
|
Ganado Lanar (Cabezas)
|
Bortziriak
|
0,25
|
4,2
|
22,2
|
Malda Erreka
|
0,24
|
2,8
|
18,9
|
Basaburúa Menor
|
0,29
|
3,8
|
15,4
|
Baztán
|
0,67
|
6,8
|
35,3
|
FUENTE: Valoraciones de
bienes muebles y raíces del ganado mayor y menor de 1607-1613 de los
diferentes pueblos. Archivo General de Navarra, Archivo de la Cámara
de Comptos, Sección 5ª, Papeles, Valoraciones de bienes muebles.
Elaboración propia.
Por otra parte, la
magnitud del estructural flujo emigratorio puede cuantificarse a
través de dos matrículas de las personas que se habían confesado y
que habían comulgado en Bera en 1613 y en Ezkurra en 1616. Si
pensamos que, de no haber emigración masculina, el número de
hombres debía ser similar al de mujeres, del hecho que en Bera
hubiera 66,7 de aquéllos por cada cien de éstas y en Ezkurra 80,2,
se infiere que muchos individuos de sexo masculino abandonaban la
zona.
Un testimonio que refleja
muy bien lo que estamos diciendo es la descripción que se hacía de
la localidad de Lesaka en 1499 en la respuesta de los reyes de
Navarra a le petición de los vecinos de localidad para que se les
concediera privilegio de feria y mercado. En ella se decía “que la
dicha villa está asentada en parte muy estéril y no cogen pan ni
vino y de necesidad para los pobladores y gente que en ella residen
an de vivir mediante trato e yendo a buscar la vida fuera del Reyno
de manera que la conserbación de la población de dicha villa es
dificultosa, sino por mucha industria”5.
Asimismo, para otros pueblos el apeo de 1427 proporciona
descripciones parecidas. En Etxalar se decía “que quando Dios le
sguía que cogen pan e mijo et pomada, uno con otro para una
provisión de medio aino y viven sobre su poca labranza e sobre sus
pocos ganados granados e menudos que han et viven con gran travaillo
con su mulatería en afazer e carrear carvón e mina”. También los
de Arantza e Igantzi comentaban que su agricultura y su ganadería
era muy pobre y que vivían “alogándose a las ferrerías a fazer
et carrear carvón e mina”.
Fernando Mikelarena.
1
F. Idoate, Notas para el estudio de la economía navarra y de su
contribución a la Real Hacienda, Pamplona, 1960, p. 52.
2
J. C. Jiménez de Aberasturi, “Aproximación a la historia de la
comarca del Bidasoa”, Príncipe de Viana, 1980, 160-161,
pp. 316-322.
3Ibidem,
p. 51.
4Archivo
General de Navara, Sección de Reino, Tablas y Aduanas, Legajo 9,
Carpeta 60.
5
Cita en J. C. Jiménez de Aberasturi, art. cit., p. 310.
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