Entre 1427 y 1553, años
para los que disponemos de documentos que nos informan del número de
familias (fuegos) que había en la zona, los valles cantábricos del
noroeste de Navarra incrementaron considerablemente su población. En
Malda Erreka se pasó de 158 fuegos en la primera fecha a 386 en la
segunda; en Bertizarana, de 32 a 96; en Basaburúa Menor, de 193 a
535; y en Baztán, de 223 a 5081.
Aunque no disponemos de datos de Bortziriak, un testimonio fechado en
1547 afirma que en 1482 Lesaka “asta ochenta o cient vecinos y no
más”2,
cantidad muy inferior a los 264 fuegos de los que habla para dicha
localidad el apeo de 1553. Ese incremento no surgió
independientemente de unas bases agrícolas en cuanto que se
calculaba que “los frutos y rentas decimales por razón del dicho
augmento han crecido y se an augmentado quatro tantos más de lo que
a la sazón eran” sesenta años3.
A pesar de que la escasez
documental imposibilita la realización de una reconstrucción
exacta, todo parece indicar que en las últimas décadas del
Quinientos esta economía sufrió una dislocación. Como muestra
elocuente de ello, la parroquia de Elizondo en el valle de Baztán
atestigua una disminución continuada del número de bautizados
decenales entre 1570 y 15994.
Asimismo, en Lesaka, los 519 bautizados de la década 1570-1579, que
muy posiblemente constituyó el culmen de la expansión secular del
siglo XVI, sólo serán sobrepasados con regularidad a partir de
1720-1729.
Las motivaciones
esenciales de la recesión de finales del siglo XVI se relacionan con
la crisis siderúrgica, las malas cosechas y las epidemias. Aunque no
he conseguido ninguna noticia concreta sobre nuestra zona, la crisis
de la manufactura, ocasionada en última instancia por la menor
concurrencia en el mercado debida al alza de precios y salarios y por
la crisis general del momento, se documenta en espacios cercanos como
el valle del Urumea, donde para 1619 se cierran catorce de las veinte
ferrerías existentes5,
u Oiartzun, donde también se registran dificultades6.
Posiblemente, en relación con ello, hacia 1587, los guipuzcoanos
trataron de poner trabas a la entrada de hierro navarro7.
Respecto a las malas cosechas, en Hernani se consignan problemas de
abastecimiento de grano en 1585, 1592, 1595 y 15978.
Por último, existen informaciones sobre la presencia de la epidemia
de peste de 1597-1601 en localidades guipuzcoanas vecinas9,
así como en Pamplona10.
Además, en Elizondo, el número de defunciones aumentó en la última
década del siglo11
y en Lesaka, en 1600, año en que comienzan a anotarse partidas de
defunciones, fallecieron 61 adultos, cifra que no será superada en
ningún otro añpo del siglo XVII.
Dentro de todo este
contexto de recesión demográfica y económica, la introducción
del cultivo del maíz vendría a desempeñar un papel activador en
nuestra zona a partir de 1615-1620.
Fernando Mikelarena
Fernando Mikelarena
1
Los datos están tomados de A. Floristán Imízcoz, “Evolución de
la población de Navarra en el siglo XVII”, Príncipe de Viana,
1985, 174, p. 217.
2
Citado en J. C. Jiménez de Aberasturi, “Aproximación a la
historia de la comarca del Bidasoa”, Príncipe de Viana,
1980, 160-161, p. 309.
3Citado
en J. Caro Baroja, De la vida rural vasca, San Sebastián,
Txertoa, 1974, p. 95.
4A.
Arizcun Cela, Economía y sociedad de un valle pirenaico del
Antiguo Régimen. Baztán, 1600-1850, Pamplona, Gobierno de
Navarra, 1988, pp. 70-71.
5M.
L. Soria, Los hombres y los bienes de la villa de Hernani entre
1585 y 1650, Hernani, 1982.
6M.
Lucuona, Del Oyarzun antiguo, San Sebastián, 1959.
7
F. Idoate, Notas para el estudio de la economía navarra y de su
contribución a la Real Hacienda, Pamplona, 1960, p. 51.
8M.
L. Soria, op. cit., pp. 152-153.
9
J. R. Cruz Mundet, El mal que al
presente corre: Gipuzkoa y la peste (1597-1600),
Donostia-San Sebastián : Kutxa Fundazioa = Fundación Kutxa, 2003.
10
I. Baleztena, “Relación de la peste de esta ciudad de Pamplona
del año 1599”, Príncipe de Viana, 1946, 22; E. Orta
Rubio, “Nuevas aportaciones al estudio de las pestes en navarra.
I. La epidemia de 1597-1602”, Príncipe de Viana, 1980,
158-159.
11A.
Arizcun Cela, op. cit., p. 72.
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